Gustavo y Mateu Ballester. | Pilar Pellicer

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Ha pasado ya un siglo y medio desde que Cruz Roja abriera su primer dispensario en Can Bordils, en Palma, donde actualmente se ubica el archivo muncipal. Desde ese 1874 hasta hoy la entidad ha crecido hasta contar, sólo en Balears, con 3.000 socios, 4.000 voluntarios y 21 puntos de atención. El año pasado se atendieron a unas 53.000 personas en las Islas y «por desgracia, somos imprescindibles», ha dicho este jueves el presidente autonómico de Cruz Roja, Mateu Ballester.

Han sido datos presentados durante el inicio de un festejo, el de los 150 años de ayuda humanitaria que desde ahora y hasta final de año tendrá forma de talleres, obras de teatro, exposiciones y actividades centradas en la soledad no deseada que se celebrarán a lo largo y ancho del territorio insular. El colofón será el 22 de noviembre con una gala institucional en el Palacio de Congresos.

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Para esta conmemoración se cuenta con la obra ‘Creu Roja: per terra, mar i aire' del artista Gustavo quien ha dicho que «es un honor que cuenten conmigo». La imagen cedida será el cartel oficial del aniversario.

La historia de esta organización se inició con consultorios de beneficiencia sanitaria, posteriormente se expandió en la ayuda a los conflictos bélicos sin tener en cuenta los bandos; también se recordará por sus puntos de socorro en la red viaria, porque fueron los primeros servicios de socorrismo de las playas o por iniciar la atención de las personas sin techo. Actualmente, Cruz Roja está presente en unos 190 países del mundo.