Arriba, Francis Declerq y Joerg Hoffmann. Abajo, Steffen Werner, Bengt Naesland y Carina Lundell. | F.F.

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Las imágenes de la manifestación que tomó el centro de Palma el pasado sábado, en la que los ciudadanos trasladaban a las calles su malestar e inquietud por los efectos de la masificación turística que sufre la Isla, han llegado mucho más allá de nuestro ámbito, y muchos de los visitantes que aprovechan estos días para visitar la mayor de las Baleares han sido conscientes de ello. Así lo ha palpado Última Hora en las calles de Palma, captando las impresiones de algunos ciudadanos de otros países europeos. «Lo vimos y llama la atención, pero les entiendo perfectamente», explicaba Joerg Hoffmann, un turista alemán que conoce la problemática. A otros les cogió de sorpresa y les llamó la atención, pero enseguida empatizaron con la realidad que vive Mallorca y afronta de cara a los próximos meses.

«Vivimos en una zona turística y también lo sufrimos»

Steffen Werner es un alemán que pasa unos días junto a su pareja en Mallorca. Le llamó la atención ver la foto de la numerosa manifestación, pues «estamos en una zona tranquila, en Can Picafort, y la verdad es que ahora no hay mucha gente», explica. Eso sí, apunta que ellos residen en una zona, en el norte de Alemania, que es de un perfil parecido, salvando las diferencias con Mallorca, «con muchos visitantes de Dinamarca, los países del Báltico o incluso alemanes. Vivimos en una zona turística y también lo sufrimos. Entendemos las quejas de los mallorquines y pienso que hay que poner algunos límites», explica.

Steffen Werner.

Y añade que «un lugar para pasar las vacaciones debe ser especial, tranquilo. No entiendo irte a un lugar lleno de gente», señalando como factor clave los precios, «porque al ser bajos y asequibles, hacen que sea más fácil y atractivo venir. A lo mejor por ahí habría que trabajar», comenta.

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«Hay que controlar los accesos»

Bengt Naesland y Carina Lundell son un matrimonio sueco enamorado de Mallorca. Y por ello tiene muy claro que «hay que controlar los accesos. Los meses de junio, julio y agosto son difíciles, viene mucha gente y conviene tomar medidas para que puedan convivir turistas y residentes», aseguran. «Entendemos a la gente de Mallorca porque amamos esta Isla, nos encanta, y por eso hay que actuar para que no haya consecuencias en un futuro».

Bengt Naesland y Carina Lundell.

«Los precios de las aerolíneas son muy bajos»

Desde Bélgica llegó a la Isla Francis Declerq. Y su opinión es clara y contundente. «Hay que limitar el acceso», espeta, recordando que esta problemática y la toma de medidas «está afectando y llegando a muchas grandes ciudades... el turista busca buen tiempo, sol... pero los lugares tienen una capacidad y no se puede sobrepasar, pues el producto pierde calidad», explica.

Francis Declercq.

Como posible solución, aporta «subir los precios, especialmente los de las aerolíneas, que son muy bajos, y eso hace más fácil venir aquí». Ese volumen de visitantes, asegura que «es bueno para los negocios y la oferta turística, pero no para todos los residentes» y, por ello, secunda las reivindicaciones de los manifestantes el pasado sábado.

«En Hamburgo estamos empezando a sufrir lo mismo»

Joerg Hoffmann.

Joerg Hoffmann es un turista alemán bien informado. Tenía noticias de la protesta de Palma y la entiende «totalmente», apoyándose en su propia experiencia. «En Hamburgo estamos empezando a sufrir lo mismo y toca poner límites u orden», dice. También pone el punto de mira en los asequibles costes de los viajes y la estancia en Mallorca. «La gente paga lo que puede y Mallorca es un destino barato, por eso vienen tantos turistas», por lo que plantea «actuar para que las protestas no vayan a más».