Serra Ferrer se sentará esta mañana en el banquillo de los acusados. | R.S.

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José Antonio Serra Ferrer, exgerente del IBITEC, se sienta este viernes por la mañana en el banquillo de los acusados por el escándalo que provocó su salida del Govern. La Fiscalía reclama para él una condena de tres años de cárcel por delitos de abusos sexuales y de atentado por unos hechos ocurridos en un restaurante del Paseo Mallorca de Palma. Según la acusación pública, el entonces profesor de la UIB, cargo del que también fue cesado, se acercó a una mujer que se encontraba en el local, la agarró la cabeza para intentar besarla y le pegó un lametazo en la cara.

La segunda parte de la acusación narra como, ante el revuelo causado por su conducta y, ante la presencia de policías nacionales, Serra habría intentado huir por Jaime III y, cuando los agentes le alcanzaron pegó un puñetazo a uno de ellos y le provocó daños en un hombro.

Aunque los hechos eran previos a su nombramiento, en agosto del año pasado fue designado para ocupar un alto cargo dentro del Govern. Sin embargo, cuando afloró la investigación penal contra él, tuvo que dimitir en una de las primeras polémicas que afrontó el actual ejecutivo autonómico.

Además de la Fiscalía, contra Serra se han personado otras dos acusaciones: la que representa a los policías nacional y la mujer que denunció el episodio de acoso sexual. La defensa del acusado envió hace unas semanas un escrito al juzgado en el que descartaba un posible acuerdo con las tres acusaciones y mantenía la inocencia del acusado respecto a los dos delitos que le sientan en el banquillo.

El juzgado de lo Penal 6 de Palma celebrará esta mañana la vista. La Fiscalía le reclama el pago de 2.360 euros a la mujer y 540 al agente golpeado aunque las acusaciones particulares elevan mucho esas cuantías. El acusado ha consignado 2.000 euros como reparación del daño, un atenuante que ya le reconoce la acusación pública en su calificación provisional.