La obra traduce y trata el capítulo Viaje a las Islas Baleares del libro La crónica española de Grigori Grande, en el que el autor, Lev Vassilièvski, relata una misión de espionaje a la Mallorca franquista en la que participó en el otoño de 1938 a bordo de un submarino republicano que salió de Barcelona. Vassilièvski publicó su libro en Moscú en 1974 y ahora, medio siglo más tarde, el trabajo de Ginard, Adrover y Malkova supone la primera traducción en España (en este caso, al catalán) de ese escrito.
Ginard explica que «Vassilièvski, nacido en Kursk en 1903, relata en su libro que, en ese otoño de 1938, en el tramo final de la batalla del Ebro, los servicios de información de la República recibieron la filtración sobre un posible e inminente desembarco en Catalunya de tropas del ejército franquista procedentes de Mallorca. Aun a riesgo de que fuera una intoxicación de la contrainteligencia franquista para que los republicanos retiraran sus tropas del Ebro, se consideró imprescindible determinar el grado de certeza de la noticia. Grigori Siroiejkin, asesor soviético del ejército republicano, puso a Vassilièvski al frente de esta misión ultrasecreta, que se efectuó a bordo del submarino C-4. Acompañaron a Vassilièvski la propia tripulación del submarino y otros dos combatientes: un ruso llamado Víctor y un búlgaro llamado Taba».
En primera instancia, se dirigieron a la Menorca republicana y desde allí navegaron hasta la costa norte de Mallorca, llegando a seis kilómetros de Alcúdia, donde desembarcaron los tres espías: Vassilièvski, Víctor y Taba. La elección de esta zona para llegar y desembarcar (con la cercana base de hidroaviones del Port de Pollença) tenía su explicación en que podía ser el punto de partida de una expedición franquista a Catalunya.
David Ginard señala que «durante los dos primeros días, los tres espías constataron que no había ningún movimiento de tropas en el Port de Pollença, Pollença y Alcúdia, y decidieron que Víctor explorase el área de Escorca y el Port de Sóller. Vassilièvski relata en su libro que Víctor hizo ese recorrido en un día, lo que parece poco probable en las condiciones de comunicación de esa época, y que incluso mantuvo conversaciones con habitantes de la zona, aprovechando que hablaba correctamente el castellano». Éste es otro dato que sorprende a Ginard, «pues el castellano era de uso muy limitado en la Mallorca rural de la época. También menciona que Escorca era un pueblo donde Víctor visitó tabernas y un mercado, cuando Escorca, como tal, no es un pueblo, sino un municipio de población muy dispersa, más en aquellos años. Es probable que Vasiilièvski, cuando publicó el libro, 36 años después de los hechos, confundiera o no recordara con precisión nombres, fechas y hechos, y no podemos descartar alguna exageración o recreación. Aun así, su relato es un documento relevante y merecedor de análisis histórico».
En cualquier caso, cumplida la misión, al cabo de tres días, los tres espías se dirigieron a la costa para ser reembarcados en el submarino. Antes de ello, se encontraron cerca de sa Pobla con un payés que conducía un carro y, relata Ginard, «conversaron con él y le pidieron colaboración para alojarles y unirse a la causa republicana. El payés rechazó la oferta, argumentando que no disponía de casa propia y que temía represalias, pues en sa Pobla se habían producido diversos fusilamientos. Finalmente, dejaron al payés después de que jurase por la santísima Virgen María que no les delataría».
Llegados a Barcelona, los tres espías informaron de su misión a Grigori Siroiekkin e Ivan Ozolin, otro agente soviético, quienes valoraron positivamente los resultados, pues eran útiles a efectos de la distribución de los recursos militares de la República, es decir, no era necesario organizar una defensa específica de la costa catalana ante una inminente invasión desde Mallorca, teniendo en cuenta que ya se perfilaba un final de la contienda adverso para los republicanos.
Lev Vassilièvski permaneció en Barcelona hasta que Catalunya cayó en manos del ejército franquista y entonces pasó a Francia, donde sería cónsul general soviético en París. El libro será presentado en Embat, en Palma, el próximo 25 de junio a las 19.00 horas.
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5 comentarios
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Sería indispensable consultar los archivos militares republicanos, cosa no muy difícil, para calibrar el grado de realidad de este libro ruso. A primera vista, parece que hay cabos por atar.
Pues yo no me creo que agentes rusos se pasearán por mallorca en plena guerra civil, solo falta que se fueran de copas con el Conde Rosi, que desembarcarán y espiarán puede, lo de pasearse por tabernas y mercados no me lo creo.
El libro, demuestra una vez más, que la Unión Soviética, era quien planificó la guerra civil en España. A tal extremo, que durante toda la guerra, los soviéticos, son los que decidían, que tropas españolas se movían o combatían, bombardeaban, o que prisioneros había que fusilar. Muchos miembros de las llamadas "Brigadas Internacionales", acusados de traición, o deserción, fueron fusilados por ordenes desde Moscú. Lo increíble, es que hoy, hay gente que afirme, que la II República, era una auténtica "democracia". Es como afirmar, que Stalin, era muy demócrata.
Som i SeremAixó va de aventures I espíes. No va de capitalistes ni redistribucions de res.
Molt interessant. Esperem que un dia els financers capitalistes evolucionin i entenguin que l'economia s'ha de dirigir, deixar que l'economia se reguli tota sola és un mal model que només crea desigualtats socials