El doctor Figuerola posa en el pasillo de la unidad. | Teresa Ayuga

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En un sencillo despacho de la planta de Pediatría del Hospital Universitari Son Espases, el doctor Joan Figuerola (Inca, 1958) intenta no llamar mucho la atención, aunque su figura es de las más importantes del departamento a pesar de que él lo niegue: «Aquí, todos somos una familia», dice para restarse importancia. Pero el doctor Figuerola es el jefe del servicio desde 2008, y tras asumir el cargo tuvo claro que los payasos de Sonrisa Médica tenían que estar día tras día junto a él, su equipo y los pacientes.

El doctor Joan Figuerola (en la imagen circular con una nariz de payaso) es licenciado en Medicina, en la especialidad de Pediatría, y acreditado, además, en Neumología Pediátrica. Tras sus estudios, llegó a Son Dureta en 1986. Cuando en 1994 entraron los primeros dos payasos (Aspirino y Estrellita Vitaminas) en el hospital, él asumió el puesto de jefe adjunto de la planta infantil. Fue uno de los especialista que atendió a la hija del primer presidente de Sonrisa Médica, Miguel Borrás. «Para nosotros, tener el arte del clown en un hospital era muy nuevo. Una idea que provenía de Francia. Pero en España era totalmente desconocido. Y lo nuevo, como siempre, trae dudas. Sin embargo, mi reacción, de entrada, fue muy buena y pensé que sería algo adecuado y que podría ayudar a muchos niños», rememora Figuerola de los primeros años de los payasos de Sonrisa Médica en Son Dureta.

«Es cierto que había médicos reacios que sentían a estos profesionales del clown como un estorbo. Había padres a los que les chocaba esa situación, que gente sonriente pudiera entrar en las habitaciones de niños que lo pasaban mal. Pero poco a poco, los payasos fueron ganando la aceptación de todos». Para el doctor, «Sonrisa Médica es como un tratamiento psicológico para los pequeños. Les cambia el humor y les hace sentirse mejor». Por ejemplo, un dúo de payasos acompaña a un menor en el momento en que los enfermeros les cogen vías venosas, que son dolorosas. «Hay niños ingresados que esperan ansiosos su llegada a la habitación», destaca Joan Figuerola. El pediatra siempre ha defendido que un hospital debe ser lo más parecido al ambiente del hogar familiar. Que deben ser centros abiertos donde pase lo que sucede en el exterior. Y sin duda, Figuerola cree que «un payaso de hospital nos alegra a todos el día a día».

Adaptación

La adaptación y evolución de Sonrisa Médica en los hospitales de la Isla ha ido creciendo rápidamente. Hoy, los payasos están instaurados en los servicios de Pediatría. Joan Figuerola fue uno de los nombres responsables de que Sonrisa Médica continuara en Son Espases cuando se creó el hospital y se procedió al traslado desde Son Dureta. «Nadie dudó de que de la misma manera que el equipo sanitario se mudaba, los payasos también lo hacían. Su papel se ha profesionalizado mucho en estos últimos años», destaca. Joan Figuerola lidera desde hace 16 años, desde que es jefe de servicio, las reuniones anuales de seguimiento con el personal de Pediatría. Aquí se plantean nuevas propuestas, mejoras del área y de los payasos: «Todos los avances de Sonrisa Médica han pasado por estas mesas anuales. Todo lo que se proponía yo lo aprobaba porque sabía que eran buenas propuestas», puntualiza.

Uno de los recuerdos más bonitos que acumula es el de un niño que le vio y lo primero que dijo fue: «¿Qué día es hoy?» Y Figuerola respondió: «Jueves». El niño contestó: «Hoy vienen los payasos». «Lo que quiero decir con esto es que, a veces, es más importante para un niño ver al payaso que al médico», lo cuenta mientras sonríe al recordarlo. Lo más importante para el doctor Figuerola es hacer equipo para que un hospital funcione. Por eso en estos 16 años como jefe de Pediatría no ha bajado la guardia. Uno de los retos más duros para los trabajadores, los niños y las familias fue la COVID-19, y también fue «un impasse complicado para la supervivencia de Sonrisa Médica. Por suerte se adaptaron a los protocolos, y de ahí nacieron las Cápsulas Clownéticas, que fueron un éxito para los niños».

Figuerola es consciente que lo más duro de su profesión es saber que la vida tiene límites, pero prefiere pensar que en su día a día ayuda y alivia el dolor de miles de niños. El doctor ha acompañado a muchos payasos durante sus servicios, pero él reconoce que «soy poco payaso» y tengo bastante mala pata». Pero admite: «Me gusta verlos siempre».

El apunte

El ‘clown’ se traslada a los hogares de los niños enfermos con Sonrisa Médica

Sonrisa Médica ha dado un paso más y desde hace menos de un mes atiende en los domicilios a menores enfermos para animarles y sacarles una sonrisa. Este novedoso servicio también lo aprobó el doctor Joan Figuerola, quien explica que le pareció una «muy buena idea todo lo que sea mejorar el estado de ánimo de los menores».

El servicio de Pediatría ya cuenta desde hace 10 años con unidades que trabajan a domicilio, pero el hecho de que los payasos se trasladen a una casa es la novedad y parece que ha llegado para quedarse. De esta forma, el niño que se encuentra en situación de paliativos o con enfermedad crónica puede seguir en su medio natural, y no en un hospital, y recibir a sus queridos payasos. A la larga, los equipos médicos saben que esto será el futuro: que cada vez los pacientes acudan menos al hospital y facilitarles todo lo necesario sin que se tengan que moverse de sus hogares. Para Figuerola, el no tener payasos en los hospitales, en centros médicos así como residencialeses algo impensable hoy en día. Para este especialista, «ellos son un aspecto más del concepto de humanización que cada vez se va instaurando más en la sanidad, y es, a su vez, un servicio que se cuida mucho y al que debemos atender y no dar marcha atrás».

Uno de los sueños que espera ver el doctor, aunque le pillará jubilado, es que los animales sean los siguientes en entrar en el circuito hospitalario. «Es algo que de momento cuesta, pero me gustaría que se hiciera realidad», señala.