Captura de un video, distribuido hoy a través de las redes sociales por Arran, la organización juvenil de la izquierda independentista catalana, en el que un grupo de activistas antisistema se planta ante un restaurante del puerto de Palma con bengalas y pancartas contra el turismo de élite y masivo que, en su opinión, "destruye Mallorca y condena a la clase trabajadora de los Països Catalans a la miseria". | Efe -
El 22 de julio de 2017 unos activistas de Arran encendieron unas bengalas en un bar del Passeig Marítim de Palma y lanzaron confetti contra los turistas que estaban en la terraza (foto). Doce de ellos fueron acusados de un delito de desórdenes públicos por el que la Fiscalía de Balears les reclamó penas que sumaban 29 años de cárcel. Los jóvenes fueron finalmente absueltos en 2022. Es muy significativo ver cómo ha cambiado la sociedad balear en estos siete años desde aquel primer acto contra el turismo masivo, que no solo les valió epítetos de turismofóbicos sino que a punto estuvo de enviarles a la cárcel. Siete año menos un día después, este pasado domingo 21 de julio, aquellos 12 jóvenes de Arran se convirtieron en una marea de 20.000 personas que recorrieron las calles de Palma pidiendo lo mismo que los activistas de Arran.
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