Imagen del velero, en el puerto de Palma. | Gabriel Alomar

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El puerto de Palma recibió este martes la primera visita del velero de cruceros croata Klara. Destinado a viajes de aventura y relax, combina tradición y confort en un ambiente contemporáneo decorado en tonos claros, para un sector turístico minoritario. A tal efecto, representa la antítesis del crucero de masas.

El Klara es una goleta de tres mástiles de 64 metros de eslora con capacidad para 36 pasajeros y 9 tripulantes. Construida con casco de acero y mástiles de aluminio, con cubiertas en madera de teca, dispone de un amplio solárium con jacuzzi y tumbonas, además de toldilla con terraza a popa y sauna.

La vida social se focaliza en torno a un salón bar donde se sirve un buffet inspirado en la cocina local de los países que visita. Sus reducidas dimensiones le permiten visitar lugares no accesibles para los grandes cruceros. En este viaje procede de Maó tras haber fondeado en una cala de Menorca. Asimismo, el espíritu del cliente, con acervo cultural y más cercano al entorno ambiental del medio marino, esta más ligado al del viajero que al del turista.

La navegación es a vela, para una velocidad media de 10 nudos. Asimismo dispone de un motor auxiliar. Su actividad se distribuye entre el Mediterráneo y el Caribe, según la época del año.

La firma croata Brodosplit, propietaria de la embarcación, cuenta con una flota de cinco buques de vela, entre los cuales destaca el Golden Horizon, que es el mayor del mundo.

Los cruceros a bordo de veleros representan un segmento claramente distinto dentro del sector de los cruceros turísticos. Destinados a una clientela específica, experimentaron un mayor crecimiento durante la década de los años 90. En la actualidad constituyen una alternativa para los amantes de unas vacaciones en el mar en su más clásica y genuina acepción.