El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta del Govern, Marga Prohens. | Pilar Pellicer

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La primera reunión entre la presidenta del Govern, Marga Prohens, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez dejó una foto nunca vista hasta ahora y la constatación de que ambos gobiernos se encaminan de forma directa al choque de trenes. La presidenta, muy seria y circunspecta en todas las imágenes frente a la sonrisa de Sánchez, comunicó al presidente que el Govern batallará en contra del acuerdo firmado por el PSOE y ERC que convierte a Cataluña, de facto, en la tercera comunidad con un convenio económico como el de Navarra y el País Vasco.

«No aceptaremos ningún tratamiento singular que terminen pagando los ciudadanos de Baleares», dijo la presidenta al término de su encuentro. Advirtió a Sánchez de que el Govern considera el acuerdo un «ataque frontal» a los intereses de las Islas porque supondrá romper «la caja única» de toda España.

Prohens aseguró que realizaba esta afirmación desde la «autoridad» que le da ser la segunda comunidad que más aporta en solidaridad, más que Cataluña, y ser  la segunda que más recauda y la novena en recibir. «No aceptaremos un trato que terminarán pagando los ciudadanos de Baleares», insistió.

Aseguró que está fuera de lugar que Sánchez compare la singularidad del trato a Cataluña con el REF. Opinó que eso es confundir a los ciudadanos. «Le pido un poco de seriedad y no intentar confundir porque lo que se aprueba en Cataluña puede ir en contra de la Constitución y la singularidad de Baleares y de Canarias las puede ver todo el mundo», dijo.

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La presidenta también trasladó a Sánchez el malestar del Govern por la falta de «lealtad institucional» de algunos ministros que llegan a las Islas sin informar al Govern, con poca antelación y con la agenda ya cerrada. «Nunca tienen tiempo para hablar con el Govern; no se trata se un menosprecio al Govern, sino a los ciudadanos de Baleares», afirmó.

Más allá de estos puntos de fricción, la presidenta explicó que, durante la reunión, que duró más de 45 minutos, los dos presidentes habían valorado «el buen trabajo» con se hizo desde ambas administraciones con el REF, y le pidió que comience a trabajarse ya para ampliarlo más allá de 2028, que es cuando caduca.

También reclamó a Sánchez que se retomen las negociaciones para los convenios ferroviarios y de carreteras. «El Gobierno no puede dejar a Baleares sin una inversión básica», dijo, y detalló que trabajarán de manera conjunta para conseguir una excepcionalidad en el reglamento de mínims. La presidenta también expuso a Sánchez la falta de personal de las Administración del Estado en lugares como la Seguridad Social, así como la necesidad de que haya más policías que perciban una insularidad digna.

Sobre la crisis migratoria, pidió a Sánchez que sea consciente de la realidad insular, con una sobreocupación del 650 % en los puntos de atención a los menores migrantes. «Eso no va de solidaridad, sino de cómo se están tensionando nuestros recursos públicos. Nuestras condiciones no nos permiten acoger más menores de los que llegan», explicó.

La presidenta también tuvo ocasión de explicar al presidente las creación de la mesa contra la saturación, un planteamiento pionero en España, y la detalló la importancia que el Gobierno esté sentado en las mesas y sea partícipe del pacto, «con total lealtad institucional». De lo que no se habló fue de las amenazas de inconstitucionalidad contra leyes del Govern. «Estamos muy tranquilos y sabemos que es habitual. También pasó en la anterior legislatura», dijo.