Mercedes Garrido. | Pere Bota

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La diputada socialista, Mercedes Garrido, ha descrito al juez que investiga por un delito de odio al presidente del Parlament, que Gabriel Le Senne mantuvo una actitud de «rabia, ira y desprecio» durante todo el incidente que protagonizó en el pleno en el que rompió fotografías de Aurora Picornell y las hermanas Pascual, víctimas del franquismo.

Garrido ha comparecido como testigo ante el magistrado que instruye la causa. En su declaración, el juez la ha interrogado por el contexto del debate. La diputada ha manifestado la importancia que tenía la derogación de la Ley de Memoria Democrática y también ha explicado al magistrado quiénes eran las víctimas cuyas imágenes estaban en sus ordenadores. Ha incidido en su importancia simbólica, en especial de Aurora Picornell. A partir de ahí se le ha interrogado por el incidente. Garrido señaló que se trató del primer caso en la historia del Parlament en el que se ha expulsado a un diputado y aportó un certificado en este sentido de la cámara. También ha sido interrogada sobre cómo limitó ese hecho su participación política. En ese sentido, la testigo anunció que el Grupo Socialista ha interpuesto un recurso por ese motivo ante el Tribunal Constitucional. Ese escrito será incorporado a las actuaciones por un delito de odio contra Le Senne.

Sobre el incidente, Garrido ha narrado cómo el presidente subió de forma sorpresiva el tono y la agresividad hacia ella y su compañera Pilar Costa, las miembros de la mesa que exhibían en sus ordenadores fotos de represaliadas como protesta. El magistrado ofreció en esta declaración y en la anterior de Le Senne el visionado del incidente, algo que las partes declinaron. En concreto, sitúa el punto en el que el presidente entró en ignición en el momento en el que ella habló de «verdugos falangistas».

La versión de Garrido desmiente la tesis de Le Senne, quien sostiene que rompió un folio «por error». Indicó que no solo arrancó la fotografía de la trasera de la pantalla del portátil sino que luego la volvió a romper y que, más tarde, la tiró hacia atrás en lugar de en la papelera que tenía a mano. Tras la declaración de Garrido y la de Le Senne como investigado, el juzgado tendrá que decidir ahora si lleva a cabo nuevas diligencias, como han solicitado algunas de las acusaciones populares o si da por agotada la instrucción y decide si envía o no el asunto a juicio.