Maria Antònia Llaneras sonríe, pero como los ojos son el espejo del alma no termina de ocultar las huellas del sufrimiento de convivir con un problema de salud mental y, por una jugada del destino, haberse visto obligada a dormir en la calle durante una temporada. «No tener un techo siempre pasa factura, sin casa no eres nadie», confiesa esta mujer, que lleva años diagnosticada con un trastorno bipolar y, más tarde, con TLP, trastorno límite de la personalidad.
En el momento del diagnóstico estaba casada, tenía dos hijos y trabajaba como dependienta en una tienda y, por fin, pudo poder nombre a una enfermedad que le provocaba momentos de altos emocionales y de bajones sin remedio, de ser capaz de hacer en 24 horas lo que cualquier persona haría en un mes, de pasarse días sin dormir o de esconderse en el baño a llorar desconsolada sin motivo aparente.
«Esta enfermedad es muy dura, porque sabes que te va a 'acompañar' toda la vida, que nunca dejarás de medicarte y porque te hace sentir muy sola. Por mucho que te quieran, no todos son capaces de entender y convivir con una persona con un problema de salud mental. Me ha pasado a mí, nos ha pasado a muchos compañeros», confiesa Llaneras, que ahora está una formación dual en vivero bio de Estel de Llevant, y vuelve a sonreír tras años de varapalos. Su periplo vital, sin duda, no ha sido fácil.
Pasó por un divorcio, separarse de sus hijos, volvió a casa de su madre... altos y bajos, como a todos, pero con el agravante de vivir con un trastorno como el suyo. Tras la COVID intentó comenzar una nueva vida lejos de la Isla, en Estepona, pero no se aclimató, no encontró trabajo y perdió uno de sus amarres más fuertes, el trabajo diario con el equipo de Estel de Llevant. Decidió hacer las maletas, volver a casa.
Pero en Mallorca terminó viviendo en la calle, primero en una casa okupa, en una tienda de campaña y luego en un colchón en Manacor. Se pasaba el día en el servicio ocupacional de Estel de Llevant donde podía ducharse, comer y descansar, pero los fines de semana se pasaba todo el tiempo vagando sin rumbo fijo: «El bar Mingo, en pleno centro de Manacor, a veces me daban algo de comer, al igual que la comunidad marroquí de Manacor. Se portaron muy bien conmigo. Pero esa no es vida», explica agradecida. Por eso siempre repetía cuando acudía a la entidad: «Necesito una cama, necesito una cama». Y tenía razón.
«Si un paciente con un problema de salud mental no tiene un hogar, es casi imposible ayudarle y que mejore. No se le puede notificar nada sin una dirección... es la pescadilla que se muerde la cola. Entra en un bucle horrible», ratifica Aina Mascaró, coordinadora del servicio ocupacional de Estel de Llevant, perteneciente a 3 Salut Mental, que explica cómo han tenido que reinventarse ante la crisis habitacional que sufre la Isla, que afecta a todos y, por supuesto, a colectivos vulnerables como los pacientes con trastornos de salud mental, y que no siempre cuentan con apoyo familiar.
Maria Antònia Llaneras fue la primera usuaria de la entidad en quedarse en la calle, desgraciadamente no ha sido la única. Encontrarles una solución habitacional es un quebradero de cabeza más. «Los albergues están colapsados, ya no hay alquileres asequibles en la Part Forana y la lista de espera para una habitación es kilométrica», recuerda Mascaró. Según los datos que maneja 3 salud mental, hay 49 personas residiendo en las viviendas supervisadas que tienen concertadas con el Govern, pero hay 200 aproximadamente en lista de espera.
Como explica la coordinadora del servicio ocupacional de Estel de Llevant, Maria Antònia pudo salir de la calle gracias a la ayuda de la familia de la asociación que ofreció varios apartamentos para que usuarios como nuestra protagonista tuvieran un hogar: «Aparecen recursos buscando, preguntando, sin perder la esperanza y haciendo partícipe a la comunidad. Y solo hay que ver cómo ha cambiado en un año María Antònia», dice, al tiempo que Llaneras finaliza: «Pasar seis meses en la calle te hace darte cuenta de las cosas que pierdes. ¿Usted valora su colchón? No sabe cómo lo hago yo ahora».
Pues sí que es complicado ese trastorno "límite". Menos que una demencia y más que una neurosis. En fin, si escarbamos, todos podemos ser raritos. Aquí no se salva ni Dios. Sirve para explicar ahora conflictos interpersonales que no acabmos de explicarnos en su momento. O para explicar dramas amplificados cuando personas asín alcanzan notoriedad. Y, a todo esto, a los sicópatas, donde los metemos en ese wsquema. Un lío.
Mi exnovia luchaba a diario con este transtorno, uno de los más terribles porque lo consume todo sin darte cuenta. Una mañana descubrí una canción llamada El Patio, del cantante Pablo López. Nada más terminar la canción, me sentí tan identificado con el sufrimiento que me rodeaba que a la semana siguiente decidí abandonar aquella casa y aquella vida. Tardé varios años en renacer.
C., allá dónde estés, perdona mi cobardía de querer ser feliz. Ojalá hayas encontrado la paz que siempre soñabas, caminando sobre nuestra luna de agosto.
Aún te amo.
J.
golfitoEs usted de los pocos que saben de verdad cómo es este tema. Yo pasé también por algo parecido y la paz que dejan cuando se van es digna de estudio.
Viendo los comentarios y la distribución de los votos positivos, está claro que la gente desconoce los terribles desastres que causan los trastornos mentales sobre la gente normal. Los que defienden la ayuda seguro que cobran una buena paga, nadie con sentido común aceptaría ser prisionero de tener que ayudar a alguien trastornado. Os falta mucha calle a algunos, y a la gran mayoría leer libros de Psiquiatría a destajo.
Yo también pensé que podría ayudar, que cuidar y dar todo mi apoyo a esa persona, sería la mejor medicina que necesitaba, y no las pastillitas. La bofetada de realidad fue la siguiente; solo un profesional, puede ayudar. Profesional, que te tienes que pagar tu, pues en la sanidad pública, es un caso más. Tu único papel, es estar ahí… hasta que un día, no puedes más y tienes que decidir si salir del abismo, o caer en el. El TLP es controlable si se trata a tiempo, y se puede tener una vida casi normal. Mucha fuerza.
María Antònia Llaneras, usted dijo "Esta enfermedad te hace sentir muy sola". Ahora usted puede ver, con la cantidad de gente que ha leído esto, que no está sola. La gran mayoría de comentarios son con usted. Es usted la persona que inició el debate y mire la reacción positiva que ha tenido. Felicitaciones María, ahora usted sabe que usted no está solo y ha ayudado a abrir un debate que ayudará a muchos otros que han sufrido en silencio pero que ahora, gracias a usted, pueden sentirse seguros de que pueden hablar abiertamente sobre su salud mental. Gracias María y a esas maravillosas personas que han apoyado a usted. Bendiciones y un abrazo.
Hasta los dallonsesEvidentemente cada uno decide o elije, sólo faltaría, si debe cuidar o acompañar a un ser querido o lo dejamos en manos del papá Estado, y claro, por esta regla de tres si uno se queda en silla de ruedas, por una desgracia, mejor lo dejamos aparcado en cualquier esquina para que la familia pueda vivir tranquilamente y sin mals de caps... y yo no hablo de géneros, hablo de personas.
Hasta los dallonsesLos problemas de salud mental pueden afectar a cualquier persona en cualquier momento, así que tenga cuidado con lo que dice, ya que si tiene mala suerte y pierde el razonamiento mental, ¿cómo se las arreglará cuando nadie quiera ayudarlo o comprenderlo? ¿Seguirás despreciando a las enfermeras que atiende tus necesidades y soporta tu discapacidad mental? Mucho cuidado con faltar el respeto a los demás, especialmente a las mujeres y faltar empatía hacia ellas, ya que podrías ser de ti de quien mañana se escriba en la prensa.
Fabiola@Fabiola así son las cosas, hoy en día el feminismo se basa en la sobreprotección de las mujeres, las han convertido en floreros de la ideología progre y ya no son capaces de ser "malas" por sí mismas, siempre pondrán la excusa en alguien o algo externo. Que desaparece un niño paralítico a manos de su madre, pues tenía un trastorno la mujer, que unos niños son asesinados por su madre, pues algo estaría mal, o la hicieron sufrir mucho bla bla bla bla. Cualquier excusa sirve. La moderna igualdad es el quebrantamiento de facto de las virtudes volitivas de las mujeres. Al final resultará que las mujeres para ser malas tendrán que pedir permiso al Ministerio de Igualdad, hasta ese punto llegaremos si seguimos así. Sobreprotección = pérdida de capacidad. Eso sí, los hombres muy malos todos, estén sanos o no estén sanos, tanto da, seguro que algo han hecho por pertenecer al patriarcado opresor (salvo que esos hombres se identifiquen como mujeres, en ese caso les fastidias el invento a la progresía).
ConstanceHombre, digo yo que si una madre deja tiritando las cuentas corrientes de las hijas para gastárselo en bingos como dice @Toniet, pues qué quieres que te diga. Para todo hay una excusa, que si he bebido, que si me he drogado, que si estaba nervioso... no sé yo si me convence mucho tu argumento. Por esa misma regla de tres te dan un bofetón por la calle y dicen que tienen un trastorno y listo.
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Pues sí que es complicado ese trastorno "límite". Menos que una demencia y más que una neurosis. En fin, si escarbamos, todos podemos ser raritos. Aquí no se salva ni Dios. Sirve para explicar ahora conflictos interpersonales que no acabmos de explicarnos en su momento. O para explicar dramas amplificados cuando personas asín alcanzan notoriedad. Y, a todo esto, a los sicópatas, donde los metemos en ese wsquema. Un lío.
Mi exnovia luchaba a diario con este transtorno, uno de los más terribles porque lo consume todo sin darte cuenta. Una mañana descubrí una canción llamada El Patio, del cantante Pablo López. Nada más terminar la canción, me sentí tan identificado con el sufrimiento que me rodeaba que a la semana siguiente decidí abandonar aquella casa y aquella vida. Tardé varios años en renacer. C., allá dónde estés, perdona mi cobardía de querer ser feliz. Ojalá hayas encontrado la paz que siempre soñabas, caminando sobre nuestra luna de agosto. Aún te amo. J.
golfitoEs usted de los pocos que saben de verdad cómo es este tema. Yo pasé también por algo parecido y la paz que dejan cuando se van es digna de estudio.
Viendo los comentarios y la distribución de los votos positivos, está claro que la gente desconoce los terribles desastres que causan los trastornos mentales sobre la gente normal. Los que defienden la ayuda seguro que cobran una buena paga, nadie con sentido común aceptaría ser prisionero de tener que ayudar a alguien trastornado. Os falta mucha calle a algunos, y a la gran mayoría leer libros de Psiquiatría a destajo.
Yo también pensé que podría ayudar, que cuidar y dar todo mi apoyo a esa persona, sería la mejor medicina que necesitaba, y no las pastillitas. La bofetada de realidad fue la siguiente; solo un profesional, puede ayudar. Profesional, que te tienes que pagar tu, pues en la sanidad pública, es un caso más. Tu único papel, es estar ahí… hasta que un día, no puedes más y tienes que decidir si salir del abismo, o caer en el. El TLP es controlable si se trata a tiempo, y se puede tener una vida casi normal. Mucha fuerza.
María Antònia Llaneras, usted dijo "Esta enfermedad te hace sentir muy sola". Ahora usted puede ver, con la cantidad de gente que ha leído esto, que no está sola. La gran mayoría de comentarios son con usted. Es usted la persona que inició el debate y mire la reacción positiva que ha tenido. Felicitaciones María, ahora usted sabe que usted no está solo y ha ayudado a abrir un debate que ayudará a muchos otros que han sufrido en silencio pero que ahora, gracias a usted, pueden sentirse seguros de que pueden hablar abiertamente sobre su salud mental. Gracias María y a esas maravillosas personas que han apoyado a usted. Bendiciones y un abrazo.
Hasta los dallonsesEvidentemente cada uno decide o elije, sólo faltaría, si debe cuidar o acompañar a un ser querido o lo dejamos en manos del papá Estado, y claro, por esta regla de tres si uno se queda en silla de ruedas, por una desgracia, mejor lo dejamos aparcado en cualquier esquina para que la familia pueda vivir tranquilamente y sin mals de caps... y yo no hablo de géneros, hablo de personas.
Hasta los dallonsesLos problemas de salud mental pueden afectar a cualquier persona en cualquier momento, así que tenga cuidado con lo que dice, ya que si tiene mala suerte y pierde el razonamiento mental, ¿cómo se las arreglará cuando nadie quiera ayudarlo o comprenderlo? ¿Seguirás despreciando a las enfermeras que atiende tus necesidades y soporta tu discapacidad mental? Mucho cuidado con faltar el respeto a los demás, especialmente a las mujeres y faltar empatía hacia ellas, ya que podrías ser de ti de quien mañana se escriba en la prensa.
Fabiola@Fabiola así son las cosas, hoy en día el feminismo se basa en la sobreprotección de las mujeres, las han convertido en floreros de la ideología progre y ya no son capaces de ser "malas" por sí mismas, siempre pondrán la excusa en alguien o algo externo. Que desaparece un niño paralítico a manos de su madre, pues tenía un trastorno la mujer, que unos niños son asesinados por su madre, pues algo estaría mal, o la hicieron sufrir mucho bla bla bla bla. Cualquier excusa sirve. La moderna igualdad es el quebrantamiento de facto de las virtudes volitivas de las mujeres. Al final resultará que las mujeres para ser malas tendrán que pedir permiso al Ministerio de Igualdad, hasta ese punto llegaremos si seguimos así. Sobreprotección = pérdida de capacidad. Eso sí, los hombres muy malos todos, estén sanos o no estén sanos, tanto da, seguro que algo han hecho por pertenecer al patriarcado opresor (salvo que esos hombres se identifiquen como mujeres, en ese caso les fastidias el invento a la progresía).
ConstanceHombre, digo yo que si una madre deja tiritando las cuentas corrientes de las hijas para gastárselo en bingos como dice @Toniet, pues qué quieres que te diga. Para todo hay una excusa, que si he bebido, que si me he drogado, que si estaba nervioso... no sé yo si me convence mucho tu argumento. Por esa misma regla de tres te dan un bofetón por la calle y dicen que tienen un trastorno y listo.