Imagen de los mofletes de un niño afectado. | R.L.

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El servicio de Epidemiología de Baleares registró el año pasado cerca de un centenar de casos, procedentes de brotes, de eritemas infecciosos, una enfermedad de causa vírica conocida comúnmente como el ‘virus de la bofetada’, por las características visibles en la zona facial.

Esta patología, procedente del Parovirus B19, es normalmente benigna y más frecuente entre los niños pequeños y, aunque estas cifras no se aproximan a la incidencia real de la enfermedad en Baleares, sí que guardan relación con la periodicidad e intensidad de las olas epidémicas de este virus. Es más, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) lanzó a principios de junio de 2024 una alerta porque había identificado casos en hasta 14 países de la Unión Europea, entre los que evidentemente se encuentra España.

Por otra parte, según Epidemiología de Baleares, lo que se denomina como ola epidémica en el ámbito europeo ha coincidido con un incremento de los casos de sarampión o de rubeola, hecho que constituye un nuevo motivo de alerta porque los síntomas entre estas enfermedades y la generada por el Parovirus B19 pueden confundirse.

La práctica totalidad de los brotes que se detectaron el año pasado con un centenar de afectados eran de ámbito escolar y fueron los maestros quienes lanzaron las alertas. El virus no corría por las aulas con esta intensidad desde años antes de 2005 y los expertos aseguran que las fechas concuerdan con los diferentes brotes epidémicos de esta patología.

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La enfermedad afecta con más frecuencia a los niños menores de 10 años y consiste en una erupción cutánea, generalmente sin fiebre, que empieza en las mejillas y puede extenderse por el tronco, brazos y piernas. Los síntomas pueden durar semanas y, aunque en el caso de adultos pueden aparecer dolores articulares, en los niños es poco habitual.

¿Cómo se transmite?

Lo más habitual es que la transmisión del virus se produzca a través de las gotas de saliva que se expulsan al toser, hablar o besarse. Pero también puede contagiarse con las manos o con objetos que se han contaminado.

Lo peligroso de la propagación de este virus es su periodo de incubación, es decir, el tiempo que pasa desde que una persona entra en contacto con el virus hasta que su enfermedad se manifiesta, y puede ir desde los cuatro a los 20 días.

Durante este periodo en que no se presentan síntomas es imposible realizar un diagnóstico, por lo que no puede evitarse el contagio. Y, una vez empieza la erupción, la enfermedad deja de ser transmisible en la mayoría de los casos por lo que, si un pediatra no dice lo contrario, no sería ni necesario que los niños dejaran de ir al colegio. No hay medidas específicas de prevención, como una vacuna.

El apunte

Medidas de prevención para evitar contagios

No existen medidas específicas para prevenir los contagios si bien se recomiendan las normas de higiene generales para todas aquellas infecciones que se transmiten por la saliva, es decir, aulas ventiladas y espaciosas;cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar; lavarse las manos de forma frecuente; evitar compartir objetos personales o medidas de limpieza y de desinfección. Aunque se trata de una enfermedad que cursa leve, en embarazadas o personas con anemias graves o déficits inmuntarios puede presentar complicaciones.