El obispo incluyó la petición a Dios de que «crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a curar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo. La política, tan denigrada, es una altísima vocación y es una de las formas más preciosas de la caridad porque busca el bien común. Tenemos que convencernos de que la caridad no es sólo el principio de las microrrelaciones, como en las amistades, la familia o los pequeños grupos, sino también de las macrorrelaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas».
Taltavull rogó también a Dios que «nos regale más políticos a los que les duela de verdad la sociedad, el pueblo y la vida de los pobres. Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya trabajo digno, educación y atención de la salud de todos los ciudadanos. Estoy convencido que, a partir de una apertura a la transcendencia, podría formarse una nueva mentalidad política y económica que ayudaría a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social».
El obispo de Mallorca convocó a los presentes a asumir la cultura del diálogo como camino, la colaboración común como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio. Antes de bendecir finalmente a los asistentes, Taltavull pidió a Dios que «prepare nuestros corazones para el encuentro entre hermanos, más allá de las diferencias de ideas, lengua, cultura o religión; que nos llene de misericordia, que cura las heridas de los errores, las incomprensiones y las controversias; y que nos conceda la gracia de enviarnos, con humildad, a los caminos arriesgados, pero fecundos, de la búsqueda de la paz».
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No es la religión el principal problema, más bien diría que son las personas que en algunos temas, con conocimiento de causa, desconocimiento de la historía y/o para arrimarse al poder civil se adentran en terrenos lingüísticos sin coherencia con las almas de los feligreses. ¿Sabe a qué me refiero, Sr. Taltavull?. ¿Hace falta le recuerde la carta publicada en religión digital?.
Si el mundo quiere avanzar hacia la paz y la concordia, primero tiene que deshacerse de todas las religiones que son el origen de casi todos los males.
Precisamente las religiones han sido, desde la noche de los tiempos, uno de los motivos principales para que los hombres se mataran entre ellos. Otro de los motivos, el color de la piel. Si todos somos hijos de un Dios, ¿por qué tanta diferencia entre unos y otros?. La Iglesia, seguro que lo sabe. Servidor, no.