La plaga de chinches que había afectado al aeropuerto. | Redacción Digital

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La pasada semana, el aeropuerto de Palma se enfrentó a una plaga de chinches que generó preocupación entre los usuarios y trabajadores. Estos insectos habían invadido las zonas exteriores del aeródromo, afectando especialmente a un gran número de materiales de obra que se encontraban en el suelo. Los vídeos compartidos por usuarios en redes sociales han mostrado a los chinches en diversas áreas del exterior del aeropuerto, incluyendo columnas, aceras y otras superficies. La situación ha llevado a una revisión de las medidas de control de plagas en el recinto.

Desde el aeropuerto, han aclarado que se trata de una plaga puntual que ha sido erradicada. «Cuando se detectó el aeropuerto contactó con una empresa de fumigación que actuó de inmediato», explican desde el departamento de comunicación. Asimismo, aseguran que todas las medidas necesarias se implementaron para asegurar que el problema está completamente solventado y que no supone un riesgo para los usuarios ni las instalaciones del aeródromo de Son San Joan en el futuro. Por otro lado, cabe recordar que esta especie es habitual en lugares muy frecuentados.

Las chinches, un problema del transporte

La chinche es una especie que se vincula con el movimiento de personas y que se transportan hasta la cama para actuar durante el descanso nocturno. Como los mosquitos, estos insectos muy pequeños se alimenta de la sangre humana y pueden esconderse en cualquier lugar. Otros aeropuertos, como Charles-de-Gaulle en París, se han enfrentado a este tipo de invasiones en épocas de mucho movimiento de viajeros. Sus picaduras pueden provocar picores intensos o reacciones alérgicas, llegan a generar depresión, ansiedad y trastorno del sueño.

Estos parásitos se caracterizan por tener un cuerpo plano de menos de medio centímetro que se esconden en espacios oscuros. Las plagas de chinches, que se les daba por erradicadas en la vida cotidiana desde los años 50, han resurgido en las últimas décadas, debido en gran medida al auge de los viajes internacionales y a la creciente resistencia de los insectos a los pesticidas. A pocos meses de los Juegos Olímpicos, el ayuntamiento de la capital francesa instó al gobierno de Emmanuel Macron para llevar a cabo una acción rápida.