Joan Estrany es el director del Observatorio de Riesgos Naturales de Baleares. | UIB

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Centrado en la transferencia de conocimiento científico sobre gestión de riesgos naturales en Baleares, el geógrafo Joan Estrany es el director del Observatorio de Riesgos Naturales de las Islas y profesor de Geografía de la UIB.

Con los efectos de la DANA de València, pero también los de las inundaciones de Sant Llorenç, grabados en la memoria colectiva, Estrany advierte sobre los ‘torrentes fantasma’ de Mallorca en los que se han edificado urbanizaciones, chalets y hasta edificios públicos de toda índole a lo largo de la historia.

El Teatre Principal de Palma, por ejemplo, está construido en el antiguo meandro del torrente de sa Riera, el centro comercial Alcampo en medio de la parte baja del torrente de Son Muntaner y la lista suma y sigue... «Teniendo en cuenta el tiempo que llevamos ocupando zonas inundables, especialmente en los últimos sesenta o setenta años, es importante recurrir a la ciencia para que nos aporte un conocimiento preciso que nos ayude a mejorar los sistemas de prevención y alertas», explica el experto.

En la lista de los ‘torrentes ocultos’ o ‘torrentes fantasma’ de las Islas, el de Son Muntaner en Marratxí ocupa un lugar destacado. «En Mallorca hay cauces directamente edificados, por ejemplo la urbanización de Son Ramonell en Marratxí está construida en la zona baja del torrente de Son Muntaner que desciende de la comuna de Bunyola y cuando hablo de que está completamente construida, hablo de que hay chalets edificados en medio del cauce y no solo chalets. La parte baja del torrente se sitúa justo en el medio de la zona comercial del Alcampo», dice Estrany.

El geógrafo recuerda que «El Teatre Principal de Palma fue edificado sobre un meandro del antiguo cauce del torrente de sa Riera y en caso de fuertes lluvias el agua siempre busca una salida. A lo largo de los años sabemos que ha recuperado su cauce original por la Rambla y el Born provocando serias inundaciones». «Encontramos casos prácticamente en toda la geografía balear. «En Inca el torrente está canalizado bajo la Gran Vía Colom, pero sus afluentes no están canalizados y atraviesan zonas urbanas completamente construidas y algo parecido ocurre en Alaró donde el torrente se canaliza a la altura de Els Damunts y a partir de ahí queda oculto a la vista», añade.

Avisa de que los torrentes, pero también sus afluentes (más pequeños), pueden ser muy virulentos en caso de fuertes lluvias. «La carretera de Mancor de la Vall o la Plaça del Bestiar de Inca son zonas inundables, aunque aparentemente no haya ningún cauce». En Manacor la situación es similar con el cauce del torrente canalizado bajo las zonas urbanas.

En Palma encontramos varios ejemplos. «El torrente de Sant Magí está canalizado y es abrupto. El tramo del Torrent des Jueus, que separa Palma de Llucmajor a la altura del arenal, también tiene su cauce, pero ha sufrido inundaciones históricas» relata Estrany.

No todas las zonas con riesgo de inundación están reflejadas en el Pla Hidrológic de Balears. Algunas quedaron fuera a petición de ayuntamientos de Mallorca que mantuvieron largas disputas con los gobiernos autonómicos para seguir construyendo infraestructuras públicas en esas zonas.

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Muchos buscaron ‘soluciones’ prácticas para sortear los impedimentos y actualmente hay varios paseos públicos edificados directamente sobre el cauce de torrentes y afluentes. Es el caso de la vía que conecta a pie la estación del tren de Muro con el núcleo urbano o el que conecta Caimari con el cementerio de Selva.

«Posiblemente las zonas de riesgo marcadas en el Plan Hidrológico de Baleres no sean todas las que hay, aunque la Direcció General de Recursos Hídrics lleva años trabajando en una actualización y mantenemos una colaboración estrecha con ellos en este sentido. Para tener un mayor detalle trabajamos con un dron que tiene un sistema de laser terrestre», indica el director del Observatorio de Riesgos Naturales de Baleares.

¿Qué se puede hacer para prevenir inundaciones en todas estas zonas de riesgo? El Observatorio de Riesgos Naturales de Baleares ha pasado los últimos dos años instalando estaciones que miden el nivel de las precipitaciones pero también la humedad del suelo que permite saber en tiempo real si este está saturado y generará corriente. «Podríamos avisar a Emergencias para que desaloje a poblaciones enteras si fuera necesario», explica Joan Estrany. La mejor manera de estar informado en tiempo real es descargar la aplicación del Observatorio de Riesgos y Emergencias de Baleares: la RiscBal-App .

«Es fundamental monitorizar la situación y tener el máximo número de estaciones en las zonas de riesgo para poder avisar. En la web del Observatorio se puede ver toda la red de estaciones. Por ejemplo en Caimari, en la zona de cabecera de sa Cometa Negra la estación permitiría emitir un aviso para que la población pudiera desalojar y en Alaró lo mismo», relata el geógrafo.

Los expertos del Observatorio no solo trabajan en las zonas que ya aparecen como inundables en los mapas autonómicos y nacionales, sino que han incorporado otras que, «a partir del conocimiento geográfico e histórico sabemos que había que incluir», dice su director. «La innovación requiere ideas y financiación y la instalación de este sistema (llevamos 100 estaciones instaladas en los últimos dos años) requiere de financiación. Eso lo hemos conseguido con fondos autonómicos de Emergencias del Govern y con proyectos de investigación que se están haciendo en Europa y en España. Todo se resume en aplicar la investigación científica básica para mejorar sistemas», resume el experto.

El proyecto del observatorio cuenta con 500.000 euros de financiación en el marco de un proyecto mayor que financia modelos de simulación de inundaciones, pero también de incendios forestales y desprendimientos. «La aplicación que hemos desarrollado en este momento está a un 30 o un 40 % de su potencial. Trabajamos a una escala que con el tiempo permitirá que cada persona que vive en cada edificio sea capaz de saber en qué situación de riesgo se encuentra», avanza. «En cualquier caso no hay que olvidar que el sistema de alarmas de inundación es consecuencia de la desnaturalización del terreno en Mallorca», insiste.

«Desde la investigación en Ciencia de la Tierra apostamos por soluciones basadas en la naturaleza y en el conocimiento local que tienen un coste menor y son funcionales. En Baleares habría que recuperar los bosques de rivera», dice Estrany. «Necesitamos que el flujo de agua sea lo más lento posible y sabemos que cuanto más hormigón y menos vegetación hay, el lecho de los torrentes está más desnudo y el agua corre más y causa más problemas. Lo ideal es crear corredores de vegetación (de bosque de rivera) y también recuperar las antiguas terrazas agrícolas en las zonas de cabecera de los torrentes para impedir que el agua llegue a bajar con tanta fuerza. Esas franjas funcionan como una especie de dique de contención en las cabeceras de los torrentes. La construcción de diques o el hormigonado de los torrentes solo provocan que el agua corra más», dice el experto.

Recuerda que antaño «la mayoría de torrentes se meandrizaban y ya dispersaban la velocidad del flujo». «Ahora actuamos secularmente porque hemos desviado los cauces y usado esa tierra para cultivar. Modificando y hormigonando los cauces incrementamos la velocidad y trasladamos el problema aguas abajo. Es necesario un replanteamiento total a nivel de territorio», concluye Joan Estrany.