Los orientadores consideran que los psicólogos deberían reforzar las unidades de salud mental infantil y juvenil en los centros sanitarios. En la imagen de archivo, alumnos de ESO en Inca. | J.R.

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Los orientadores educativos han alzado su voz contra la contratación, por parte de la Conselleria d’Educació i Universitats, de 76 psicólogos para los centros de Secundaria y FP de Baleares, 40 en públicos y 36 en concertados.

En una iniciativa promovida a nivel estatal, los orientadores consideran que las supuestas funciones de los psicólogos ya están cubiertas por los primeros y que los profesionales de la Psicología deberían reforzar los centros sanitarios, especialmente en las unidades de salud mental infantil y juvenil en un entorno clínico.

Así, la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE) cree que «es necesario reforzar la red de profesionales de la orientación en los centros educativos y que cada orientador tenga una ratio no superior a 250 alumnos para que las actuaciones con los especialistas en salud mental sean cada vez más ágiles y eficaces».

En este sentido, el presidente de la Associació d’Orientadors de les Illes Balears (AOIB), Miquel Morey, explica que «a cada psicólogo contratado por la Conselleria le corresponden dos centros, por lo que no puede ejercer su función de igual manera que los orientadores, que tienen un conocimiento más exhaustivo de la estructura educativa y del funcionamiento interno del día a día. Lo que está ocurriendo es que el psicólogo está adscrito al departamento de orientación de cada centro y no se sabe muy bien cómo distribuir las funciones con el orientador. La incorporación de psicólogos no está resultando eficiente ni práctica ni funcional».

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Morey recuerda que «los orientadores ya son psicólogos, pedagogos o psicopedagogos. Tienen formación suficiente para desempeñar las funciones relativas a la detección y derivación a los servicios especializados en los problemas de salud mental. Los orientadores son funcionarios que han superado un proceso de concurso-oposición, mientras que los psicólogos incorporados son contratados por tres años. Hay más de 600 orientadores educativos en Baleares que, además de su trabajo específico, se encargan de múltiples tareas. Mientras tanto, no se cumple la ratio de 250 alumnos por profesional, recomendada por Unicef, ni de lejos. En institutos grandes de Baleares, de más de mil alumnos, sólo hay dos orientadores. Por ejemplo, el País Vasco sí ha apostado por reforzar los orientadores y no contratar psicólogos».

A nivel estatal, la COPOE recuerda que «la estructura organizativa de los centros no permite realizar terapias psicológicas ni de otro tipo, pues no existe un tiempo que pueda ser destinado al tratamiento de la salud mental en el contexto educativo. Cada semana puede haber alumnos que necesitan la intervención de profesionales sanitarios -traumatólogos, dentistas, alergólogos o enferemeros, por poner unos ejemplos- y ello no implica que formen parte de las plantillas de los centros».

La confederación señala que «la atención a las necesidades y diversidades personales tiene que prestarse siempre desde la perspectiva educativa, y eso es lo que hacen los orientadores. No es lo mismo el objetivo del éxito escolar que el bienestar psicológico de un paciente. Contextos distintos determinan funciones y objetivos diferentes».

La COPOE subraya que «quien propone que los psicólogos trabajen la salud mental en los centros educativos no conoce la realidad de éstos, ya que los alumnos no desean ser atendidos en un contexto donde se hará visible esta necesidad de terapia ante sus compañeros. Existe un riesgo real de que puedan desvelarse detalles de situaciones personales comprometidas para el alumnado más vulnerable en salud mental, por no hablar de la privacidad y la confidencialidad. Las competencias personales y de gestión emocional desde la perspectiva educativa se imparten en los planes de acción tutorial, que son coordinados por los orientadores».