El presidente Aznar realizó, durante un encuentro con los
secretarios y presidentes provinciales y regionales del PP que se
celebró ayer en Segovia, una defensa de la Constitución, de la que
dijo que «con la Carta Magna nos dimos una estructura territorial
basada en la autonomía y propiciando la creación del país más
descentralizado del mundo».
Sin embargo, y ante los planteamientos surgidos para reformar la
Carta Magna, el presidente considera que no ha llegado la hora de
reformar nuestra Constitución porque no es ni oportuno, ni
necesario, y, además deben respetarse las reglas. El problema, en
su opinión, está en cuándo no se respetan esas reglas, es decir,
«cuando se quiere la secesión del país por la secesión, por el
terror, y aún más, pactando con el terror desde algunas
instituciones».
Esto, a su juicio, es lo que está pasando en el País Vasco. «A
lo que se aspira "precisó" es a la secesión desde el terror». Aznar
considera que, en cuanto al fondo y a la forma es insólito en
democracia que un partido político en el Gobierno pacte con una
organización criminal, no para que los asesinos dejen de matar,
sino para pactar una estrategia común que comparte los objetivos
finales de los asesinos. «Eso "apostilló" no se conoce en ningún
sitio del mundo y por desgracia, lo estamos padeciendo aquí».
Para Aznar «una aventura secesionista, basada en criterios
étnicos, es una catástrofe histórica en la cual sólo se
reconocerían los derechos civiles a los que estuvieran dispuestos a
humillarse a la imposición totalitaria y en la cual Carlos
(Iturgaiz) y María (San Gil) sólo tendrían dos posibilidades: en el
mejor de los casos que considerasen marcharse, en el peor de los
casos, que les consideraran como alemanes en Mallorca».
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