Microsoft, el gigante de los programas de ordenadores, logró ayer
dos victorias importantes en su batalla judicial, cuando un
tribunal federal de apelaciones anuló el fallo que ordenaba la
división de la compañía y descalificó al magistrado autor del
veredicto. En una decisión unánime, los siete miembros del Tribunal
Federal de Apelaciones de Distrito de Columbia convinieron, sin
embargo, en que Microsoft ha incurrido en prácticas monopolísticas
para mantener y ampliar su hegemonía en el terreno de los programas
de ordenadores. Por ello, el tribunal de apelaciones remitió todo
el caso nuevamente a un tribunal pero de rango inferior, aunque
descalificó de este caso al juez Thomas Penfield Jackson, quien
hace un año había ordenado la escisión de la empresa de Bill Gates.
«Hemos determinado que algunas, no todas, de las querellas contra
Microsoft, merecen ser tomadas en cuenta», según el fallo del
tribunal de apelaciones.
Los jueces agregaron que habían derogado la orden de división de
Microsoft, porque depende de numerosas determinaciones de conducta
legal que el fallo de ayer ha anulado. «Por lo tanto, la orden de
remedios (mediante la división de la empresa) no puede sustentarse
en su forma actual», indica el tribunal. Según los jueces,
Microsoft violó la ley cuando impidió que fabricantes de
computadoras, como la corporación Dell, cambiaran la forma en que
el sistema operativo Windows aparece en las pantallas cuando los
usuarios encienden los ordenadores. Esas restricciones «representan
un uso del poder de Microsoft en el mercado para la protección de
su monopolio», según los jueces.
El tribunal ordenó nuevas audiencias que determinarán las
medidas que impedirán que Microsoft abuse de su hegemonía en los
sistemas de operación de computadoras. El valor de las acciones de
Microsoft saltó al alza en la bolsa inmediatamente después de que
se diera a conocer la decisión del tribunal de apelación y se
incrementó en más del cinco por ciento, hasta que se suspendieron
las transacciones de los títulos. El juez Jackson había dictaminado
en 2000 que Microsoft empleó tácticas desleales para mantener y
aumentar su dominio en el mercado de programas de computadoras, así
como para arruinar a los posibles competidores de su sistema
operativo Windows. Como remedio para ese abuso, Jackson había
ordenado que Microsoft se dividiera en dos empresas: una que
continuaría con la producción de Windows y otra dedicada a otras
aplicaciones de ordenadores.
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