El proceso de ilegalización de Batasuna debe comenzar con una
demanda ante la Sala Especial del tribunal Supremo. Así lo
establece el artículo 12.1 de la Ley de Partidos, que también
señala que en esa demanda se deben adjuntar los documentos que
acrediten los motivos de ilegalidad. Una vez recibida la demanda,
el Supremo deberá comunicarla a Batasuna para que pueda comparecer
en el plazo de ocho días. Comparezca o no, la Sala tendrá que
estudiar la admisión inicial de la demanda. Una vez admitida, la
Sala podrá abrir un periodo de prueba y alegaciones por plazo
sucesivo de veinte días donde ambas partes, la Fiscalía como
demandante y Batasuna como demandado, formularán sus
argumentaciones.
Concluido este plazo de prueba, la Sala dictará una sentencia
contra la que no cabrá recurso alguno. La única posibilidad que
tendría Batasuna, en caso de ser ilegalizada, sería acudir en
amparo al Tribunal Constitucional. Durante el proceso, la Sala
Especial podría dictar medidas cautelares contra la formación
abertzale, como la suspensión de sus actividades hasta que se dicte
sentencia. Por otra parte La Unión Progresista de Fiscales (UPF) y
la Asociación Profesional de la Magistratura coincidieron ayer en
señalar la necesidad de que el proceso de ilegalización de
Batasuna, iniciado tras la remisión del Gobierno a la Fiscalía del
Estado de material sobre esta organización política, se realice con
«la mayor cautela posible» y con las garantías que recoge la Ley de
Partidos Políticos.
El portavoz de la UPF, Antonio Camacho, señaló que a partir de
este momento, lo fundamental es mantener «una especial cautela» en
todo el proceso, con el objetivo de evitar que surja cualquier tipo
de duda acerca de la concurrencia de los supuestos que recoge la
Ley. «Todos sabemos cuál es el contenido de la Ley de Partidos y lo
que hay que esperar es que se remita la documentación suficiente y
no surja ninguna duda», afirmó si bien aseguró desconocer cuál es
el material y contenido sobre las actividades de Batasuna remitido
a la Fiscalía desde el Gobierno.
Por su parte, el portavoz de la Asociación Profesional de la
Magistratura, José Manuel Suárez, coincidió con Camacho en resaltar
la exigencia de «máxima cautela» en el proceso, puesto que «todo
hecho que lleve a la eliminación del juego político de una
formación debe estar rodeada de las garantías que se establecen en
la normativa». Así, recordó que durante el proceso deben permitirse
alegaciones, aportar pruebas y preguntar los motivos de la no
condena en este caso concreto, puesto que es la circunstancia que
ha llevado al «incumpliendo de las normas de convivencia
homologadas», para que posteriormente un órgano no político decida
si existe o no supuesto de ilegalidad.
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