El presidente de la Generalitat catalana, Jordi Pujol, insistió
ayer en denunciar el «estancamiento» del modelo autonómico y la
«preocupante evolución autonómica» del Gobierno del PP con la
aprobación de «insistentes medidas regresivas» cotidianas y leyes
para «restringir las competencias» autonómicas. Al hacer balance de
la actuación del Ejecutivo catalán durante 2002, Pujol aseguró que
Catalunya «se opondrá con todos los instrumentos a nuestro alcance»
y expresó su convencimiento de que «la próxima legislatura será
diferente y permitirá una defensa más eficaz de la autonomía».
El mandatario catalán reiteró que su Gobierno ha cumplido casi
en su totalidad sus compromisos electorales y ha fijado horizonte
con «tomas de posición que nunca tienen un horizonte electoral».
«No pensamos en las elecciones de octubre o noviembre sino que
hacemos un trabajo de largo alcance, de construcción sistemática
del país».
En este sentido, señaló que «no nos podemos estar interrogando
cada día sobre qué pasará» durante el último año de la legislatura
y apuntó que la estabilidad de su Gobierno «no depende sólo del
PP». Según Pujol, «no podemos estar pendientes de forma angustiada
por qué pasará» y se mostró convencido de que su Ejecutivo
desarrolla una política «suficientemente buena como para contar con
el apoyo de más de un partido».
Pujol recordó que tras las elecciones autonómicas de 1999
«decían que no duraríamos más de seis meses y llevamos tres años
haciendo un trabajo muy importante» con la aprobación este año de
26 leyes, 22 de ellas por unanimidad. Por ello, «la primera
condición es no agobiarse», señaló y añadió que en 2003 «ya se
verá». El propio conseller en cap, Artur Mas, consideró la acción
de Gobierno de este año el cumplimiento «casi en su totalidad» del
programa electoral» de CiU y la «semilla de proyectos y líneas de
actuación de futuro».
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