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EFE/OTR/PRESSSANTIAGO
El PP de la Costa da Morte salió a flote del naufragio del 'Prestige'. Los votantes concedieron más importancia a la gestión de sus ediles que al olor a fuel procedente del litoral. En los pueblos costeros, los marineros atendieron más a las nóminas con los ingresos de las ayudas de la Xunta y del Gobierno central que a las consignas de Nunca Máis. El ejemplo más claro es Muxía, donde Alberto Blanco conserva el poder y el BNG pierde a su único representante. El PP también arrasa en Fisterra.

Los pactos postelectorales entre socialistas y nacionalistas en los diferentes municipios gallegos en los que no hay mayorías absolutas permitirán a las formaciones de izquierdas gobernar en el 57 por ciento de la población, en el caso de que el PP no consiga el respaldo de listas de independientes para acceder a la alcaldía el 14 de junio.

El caso más llamativo es el de la provincia de Pontenvedra, donde los resultados de las formaciones de izquierdas -ya sea con mayoría absoluta o mediante pactos- puede suponer que gobiernen en el 67 por ciento de los ciudadanos de esta provincia, de más de 903.000 habitantes. Aquí, el PP sólo ha logrado mayorías absolutas en Cangas, A Estrada y Lalín, tres municipios de más de 20.000 habitantes. En municipios como Vigo, Pontevedra, Vilagarcía, Redondela, Marín, Mos, Caldas de Reis o Vilagarcía, habrá un gobierno progresista, dada la disponibilidad de PSOE y BNG para llegar a acuerdos.