José Maria Aznar votó ayer en Madrid por última vez como presidente
del Gobierno español, en un ambiente tenso, alentado por sus
simpatizantes y abucheado por manifestantes que le acusan de ser el
responsable de la masacre terrorista.
Al salir, Aznar trató de hacer una declaración que no se escuchó
debido a los gritos de los simpatizantes que coreaban «presidente,
presidente, tú serás siempre nuestro presidente», y manifestantes
que gritaban «manipulador» y llevaban pancartas y adhesivos con la
palabra «Paz».
Rodeado de una nube de periodistas y cámaras nacionales e
internacionales y de ciudadanos que se habían concentrado en el
colegio electoral, Aznar, con gesto muy serio, recogió las
papeletas de voto, mientras que Ana Botella no dejó de llorar todo
el tiempo que permaneció en el colegio electoral, en el que no
cesaron de escucharse gritos de apoyo y vítores.
Aznar, con corbata negra, y Botella, que portaba un lazo negro
prendido en la solapa, se dirigieron a la mesa electoral, en la que
saludaron a todos sus miembros así como a los apoderados de los
diferentes los partidos.
El jefe del Gobierno comentó que quería dejar claro «que sean
cual sean, vengan de donde vengan, los terroristas y los fanáticos
que quieran someter a la sociedad española, dividirla y destruir
sus libertades, no se lo vamos a convertir». Aznar deseó que todos
los españoles puedan expresar lo que quieran con toda confianza y
«espero y deseo que voten con libertad». «Acabo de votar y pido a
los españoles que hagan lo mismo«, afirmó el jefe del gobierno
saliente, que llegó al poder en 1996.
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