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Los cocineros vascos Juan Mari Arzak y Pedro Subijana reclamaron ayer «un poquito de respeto» a su salida de la Audiencia Nacional, tras ser interrogados acusados de un delito de colaboración con banda armada. «En ocasiones no se nos ha dado ese respeto. Somos cocineros, somos gente de bien, somos gente que nos dedicamos a hacer felices a los demás», manifestó Subijana, quien habló en nombre de los cuatro cocineros y reflejó en sus palabras su malestar por el trato recibido por parte de algunos medios de comunicación al agradecer el apoyo de la prensa «con algunas excepciones».

Ambos continuarán imputados mientras no haya un auto de archivo, que Andreu no dictará en cualquier caso hasta después de interrogar, a partir de la semana que viene y en esta ocasión en calidad de testigos, a los otros dos cocineros implicados en el supuesto caso de extorsión, Karlos Argiñano y Martín Berasategi.

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu se inclina por decretar el archivo y sobreseimiento provisional de las actuaciones abiertas respecto de cuatro cocineros a los que un presunto etarra dijo haber extorsionado, después de tomar ayer declaración como imputados a dos de ellos.

La fiscal del caso, Blanca Rodríguez, no solicitó ayer medida cautelar alguna contra los cocineros Juan Mari Arzak y Pedro Subijana, que prestaron declaración durante unos veinte minutos cada uno y fueron asistidos por el abogado José Luis Barrenetxea.

Estos, a diferencia de Arzak y Subijana, comparecerán sin haber sido imputados formalmente, ya que mientras el presunto etarra Beotegi aseguró haber recibido de los dos primeros seis millones de pesetas en concepto de «impuesto revolucionario», de Argiñano y Berasategi dijo que no sabe si llegaron a pagar a la banda terrorista ETA.