Una mujer colocaba ayer un ramo de flores y una fotografía en la estación de Atocha en Madrid. Foto: SUSANA VERA/REUTERS
El 11 de marzo de 2004 es una fecha trágica que España nunca olvidará. La mañana de aquel fatídico jueves 192 personas perdieron la vida y más de 1.500 resultaron heridas tras la explosión de varias bombas en los trenes de Cercanías de Madrid, en plena hora punta. Aquel 11-M, España se despertó sobresaltada por el horror y la tragedia del mayor atentado terrorista de su historia. A la tristeza por la pérdida de tantas vidas humanas se unió algo positivo, el sentimiento solidario de todas las personas que colaboraron y ayudaron desde el mismo momento en que el caos se apoderó de las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia y de la calle Téllez.
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