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Poco después de las ocho de la mañana, las radios comenzaban a dar los primeros flashes informativos sobre la masacre de Madrid. En ese momento, el president Jaume Matas se encontraba en su domicilio de Cas Català y escuchó la noticia a través de la radio. Las noticias eran alarmantes. Varias bombas habían explotado en distintos trenes que se dirigían al centro de la ciudad. Parecía obra de ETA. Matas llamó primero a sus dos hijos mayores, que cada día acuden en transporte público a la universidad. No pudo hablar con ellos. Maite Areal, la esposa del president, sí se puso al teléfono. Acababa de acompañar a su hija pequeña al colegio, situado cerca de la estación de Chamartín. Matas se dirigió con urgencia hacia el Consolat de Mar, donde siguió atento todas las noticias que daban los informativos. El president habló por teléfono con el entonces vicepresidente del Gobierno, Javier Arenas. «Mi mujer me contaba que en Madrid el ambiente era desolador en cualquier rincón de la ciudad. En el Consolat de Mar se respiraba un clima muy triste. Fue un día espantoso», recuerda Matas. El president convocó un Consell de Govern extraordinario, llamó a todos los líderes políticos de Balears y convocó una reunión por la tarde con sindicatos y empresarios. «Recuerdo que la noche anterior, en una cena con las caravanas de la campaña electoral, Rodríguez me comentó que todo iría bien, que ganaríamos las elecciones. Yo le respondí que aún quedaban 48 horas y que podría pasar cualquier cosa. Al día siguiente se produjo el atentado», subraya.

El 12-M, Matas recuerda la tensión que se vivió en la multitudinaria manifestación y el consejo que dieron los sindicatos sobre el recorrido de la marcha. «Los sindicatos saben más que nosotros de manifestaciones y les hicimos caso. Menos mal», cuenta. Matas creyó desde el principio que ETA había sido el autor del atentado, aunque comenzó a tener sus dudas cuando Acebes anunció el sábado que se había detenido a varios terroristas islámicos. «El sábado hubo mucha crispación y se politizaron los hechos, pero en aquel momento no sabía si el atentado podía influir en el resultado electoral», recuerda el president.

Maria Antònia Munar, presidenta del Consell, también se encontraba en su domicilio cuando la llamaron. Era José Jaume, periodista del departamento de prensa del Consell. «ETA ha cometido un atentado en Madrid. Pon la televisión», le dijo Jaume a la presidenta. Pero Munar no se creyó desde un principio que la autoría de la masacre de los trenes fuese de ETA. «Los etarras nunca habían actuado así. Era evidente que el atentado no lo había cometido ETA», asegura Munar. De hecho, la presidenta recuerda que lo primero que hizo cuando llegó a la sede del Consell fue recomendar que no se incluyese la palabra ETA en el comunicado de condena del atentado que elaboró la institución. «Le dije lo mismo a Matas cuando se redactó la declaración conjunta, que se precipitaba, pero él estaba convencido de que el atentado era obra de ETA. El president decía que el ministro se lo había confirmado», recuerda Munar. La presidenta del Consell dice que el día de la manifestación tuvo problemas para llegar hasta la primera fila. La multitud se agolpaba en la Plaça d'Espanya. Durante el trayecto, Munar percibió mucha tensión en el ambiente. Algunas personas increpaban a los políticos del PP a lo largo de la manifestación, que a su vez fueron respondidos por personas próximas a la formación popular. «Desde el primer momento tuve claro que el atentado no era obra de ETA. Lo tenía muy claro», recalca la presidenta de UM.