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El debate en el Parlament de la moción de censura presentada por el líder de los populares catalanes, Josep Piqué, contra el president de la Generalitat, Pasqual Maragall, se saldó ayer dejando una puerta de salida entreabierta a la crisis política en Cataluña. Finalmente, Maragall pidió excusas por sus «excesos verbales» a todos los ciudadanos catalanes y el presidente de CiU, Artur Mas, se dio por aludido, anunciando que retirará la querella contra el president.

El president reiteró su compromiso con el cargo que desempeña y los ambiciosos proyectos políticos que se marcó para esta legislatura, «no quiero ser el president que mira hacia otro lado, ni lo seré». Al mismo tiempo, reafirmó su apuesta por la transparencia dejando la polémica del 3% a la Justicia y a la comisión de investigación, que «se encargarán de echar luz sobre el pasado». Para «erradicar la corrupción», pidió la colaboración de todos los partidos catalanes, sobre la base de que «nadie tapará las vergüenzas de nadie».

El que más críticas recibió de todos los partidos fue Piqué, que insistió en pedir la dimisión del líder socialista por su mala gestión y sus desplantes de los últimos días, acusándole de ejercer más de «reina madre» que de president de la Generalitat.

«Pido formalmente excusas por la parte que me toca» a todos los ciudadanos de Cataluña. Maragall rectificó así las insinuaciones de irregularidades financieras lanzadas sobre CiU en el Parlament cuando se le «removió el estómago» por el «ataque repentino de sensibilidad hacia un barrio que muchos no conocían» y por las acusaciones al Gobierno tripartito de haberse desentendido de la crisis del Carmel.

Mas afirmó que «si he entendido bien, cuando pedía excusas a todo el pueblo de Cataluña, ahí deben estar los más de un millón de votantes de CiU, aunque no se ha referido directa y explícitamente». Aseguró no pedir una respuesta explícita de Maragall, sino que prefirió entenderlo así «para facilitar las cosas». Así, Mas se dio por aludido y anunció que retiraba la querella «de inmediato», porque «el ánimo de esta demanda no era ir contra el president».

«He estado a punto de pedirle que no la retire», respondió Maragall, para «que no quede la sospecha» sobre si hubo o no comisiones o si ha habido entendimiento entre los dos partidos para ocultar el asunto, por lo que insistió, «yo no le pido que retire la querella» y propuso «dejar hacer» a la Justicia.