Con la muerte de 17 militares españoles en Afganistán, el número de
bajas que ha sufrido el Ejército de nuestro país en misiones
internacionales durante los últimos diez años asciende ya a 113. La
anterior gran tragedia que vivieron nuestras Fuerzas Armadas fue el
accidente del Yakovlev-42, que tuvo lugar hace algo más de dos años
y que se saldó con la muerte de 62 militares españoles que habían
acabado de prestar servicio también en Afganistán.
Lo sucedido en Afganistán ha devuelto a la memoria el trágico
accidente del Yak. El 26 de mayo de 2003, los 62 militares
españoles que viajaban en el aparato perdieron la vida cuando
regresaban precisamente de Afganistán.
El siniestro se produjo en Trebisonda (Turquía) y provocó una
polémica política por la gestión del siniestro y las
identificaciones de los fallecidosb por parte del entonces ministro
de Defensa, Federico Trillo, que todavía hoy perdura. De aquellos
62 militares, 41 formaban parte del Ejército del Tierra y 21 al del
Aire.
La guerra de Irak dejó diez muertes en 2003. El 20 de agosto, el
capitán de navío Manuel Martín-Oar perdió la vida en el atentado
contra la sede de la ONU en la capital iraquí. El 9 de octubre,
José Antonio Bernal Gómez, miembro de la Inteligencia española, fue
asesinado en la capital iraquí.
Emboscada
El 26 de ese mes, falleció el sargento Luis Puga Gandar por un
disparo accidental de un compañero. Y el 29 de noviembre, siete
agentes del Centro Nacional de Inteligencia fueron asesinados en
una emboscada que se produjo a 30 kilómetros de Bagdad.
Además de Afganistán e Irak, los Balcanes también se han cobrado
vidas de militares españoles. La participación de España en el
proyecto de construir un futuro de convivencia pacífica en
Bosnia-Herzegovina se saldó con la muerte de 18 militares y un
intérprete del Ministerio de Defensa. Las tareas humanitarias en
Kosovo provocaron la pérdida de otros cuatro soldados.
En Afganistán, durante la operación «libertad duradera» que
supuso el derrocamiento del régimen talibán, murió otro efectivo
más.
Los 125 militares españoles desplegados en Qala-i-Now, al
noroeste de Afganistán, llevan a cabo labores de asistencia a la
población civil. Desde el pasado 30 de junio, las unidades de
nuestro país trabajan a pleno ritmo al mando del coronel de
Infantería Gumersindo Veiga. Éste ya ha mantenido contactos con las
autoridades locales y gubernamentales para identificar las
necesidades de la población.
Entre las más urgentes están la canalización de agua potable, el
acondicionamiento de las instalaciones y equipamientos sanitarios y
la mejora de las infraestructuras terrestres entre la ciudad y
Herat. Hay 140 kilómetros de distancia entre ambos puntos, nueve
horas de camino en coche pero sólo 40 minutos si el viaje se
realiza en helicóptero.
El contingente de soldados españoles tiene cinco de estos
aparatos, que tienen su base en la ciudad iraquí de Herat. Tres de
ellos, incluido el que se estrelló ayer en tierras afganas dejando
17 muertes son del tipo denominado como «Cougar».
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