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Los líderes de los partidos catalanes no apartan su vista del nuevo Estatut ni siquiera en vacaciones. El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, confirmó ayer que está dispuesto a reunirse con el líder de CiU, Artur Mas, para intentar desbloquear la negociación, pese a que en los últimos días esta formación este lanzando mensajes que denotan «intransigencia y poca educación».

Pese a que los ofrecimientos de negociación y diálogo de todas las formaciones inmersas en el proceso de reforma del Estatut vienen siempre acompañadas de una buena dosis de reproches y acusaciones que parece que en nada ayudan a desbloquear la negociación, Maragall se muestra optimista respecto al desenlace final y cree que «probablemente» habrá Estatut porque «después de tanto tiempo, de tantas discusiones» parece «lo más lógico». «Nadie quiere quedar como el que ha impedido el acuerdo», apunta.

Para explicar el estado en el que se encuentran las negociaciones, el presidente de la Generalitat utilizó un símil futbolístico y afirmó que es como «un partido con empate a cero: un gol al principio es importante, pero un gol al final es definitivo». Y siguiendo con la analogía, cree que lo que están haciendo ahora todos es «cerrarse atrás e intentar marcar un gol en una escapada», además de «maximizar los errores ajenos». Maragall aseguró que está dispuesto a hablar «con quien sea, también con Artur Mas, si lo pide», e insistió en que no es él quien tiene que llamarle, ya que, por otro lado, «para negociar siempre debe existir la voluntad de llegar a acuerdos y los mensajes que emite CiU transpiran intransigencia y poca educación».

Más en cambio cree que son los socialistas los que deben llevar la iniciativa y «plantear las soluciones», y aseguró que está «dispuesto a mantener las reuniones necesarias siempre que sean operativas, es decir, con posibilidades de llegar a un acuerdo». Y aunque ese acuerdo «aún es posible», advirtió que no llegará «a cualquier precio, no a cambio de firmar cheques en blanco». Según Mas, al iniciarse la negociación del nuevo Estatut «el PSC levantó grandes expectativas, pero al final sólo plantea renuncias y rebajas».