Este Aberri Eguna, además, se ha celebrado 24 días después de que entrara en vigor el alto el fuego anunciado por ETA, lo que ha hecho que muchas de las intervenciones giraran en torno al «nuevo escenario» y las esperanzas de afianzamiento de la paz.
«Cualquier solución -dijo el lehendakari ante varios miles de personas en la Plaza Nueva de Bilbao- vendrá de la actualización y desarrollo» de esos derechos. Además del PNV, que protagonizó el acto más multitudinario, Eusko Alkartasuna (EA) celebró el Aberri Eguna en Gernika (Vizcaya), mientras que la asociación Udalbide de electos de ambos partidos lo hizo en el enclave de Treviño, y los electos abertzales de la asamblea de Udalbiltza lo hicieron en las distintas capitales vascas.
Imaz se refirió al entorno de ETA y aseguró que «no les vamos a permitir que cambien nuestra historia como hacen en sus Zutabes (boletines internos de la organización terrorista)» y añadió que «hace veintinueve años querían el 'todo o nada' y se equivocaron, sólo han traído dolor, tragedia, sufrimiento y destrucción».
En el mismo acto político, el lehendakari Ibarretxe había destacado una reciente encuesta del Gobierno Vasco que afirma que 8 de cada 10 ciudadanos en Euskadi considera que la sociedad vasca «debe decidir su futuro». «Nunca hemos tenido tan claro la conciencia de que el futuro nos pertenece», enfatizó el mandatario.
En Gernika, la presidenta de EA, Begoña Errazti, defendió que el derecho a decidir estriba en el pueblo vasco «y no en Moncloa, como pretende Zapatero». Para ella, el voto del Parlamento español no puede «valer más» que el del Parlamento autonómico.
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