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El desliz del candidato del PP Miguel Arias Cañete tras debatir en televisión con Elena Valenciano ha marcado una campaña electoral 'europea' en la que poco se ha hablado de Europa y, en cambio, sí ha habido mucho reproche doméstico y partidista.

Como era previsible, ha sido una campaña en la que las fuerzas políticas han querido convertir la cita de mañana en una convocatoria nacional para tomar el pulso al apoyo electoral que tienen a un año de las generales. Y por eso lo que más se ha escuchado han sido recriminaciones.

Los populares han hablado mucho de «herencia» recibida y han insistido en todas las maneras posibles en que España está en la senda de la recuperación.

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Si hubiera que elegir un mensaje de su campaña, sin duda la creación de 7.000 empleos diarios con un gobierno del PP ha sido un mantra durante estos quince días, como también lo ha sido una advertencia: que esta tendencia de salida de la crisis se puede truncar con los votos para el PSOE.

Los socialistas, que también han entrado mucho en el choque partidario, arrancaron con más Europa de lo que se esperaba y han llevado por todos los rincones sus recetas para combatir la crisis en el continente, especialmente el desempleo juvenil.

Además, ha habido muchas críticas a los recortes al Estado del bienestar y al daño que el PP está infringiendo a los españoles. Sin embargo, a partir del patinazo de Cañete, los candidatos socialistas no han dado tregua al PP con sus acusaciones de machismo de su candidato.