«Falta un año y medio para las elecciones municipales, no tendría ningún sentido. Los diversos partidos implicados somos muy conscientes de que no tiene sentido» entrar en el Gobierno municipal, ha remarcado en rueda de prensa el dirigente republicano, que ya ofreció estabilidad a Colau si rompía con el PSC junto al líder del grupo Demòcrata y exalcalde, Xavier Trias.
Junto a todos los ediles de ERC, ha dicho que, si se confirma la ruptura de BComú con el PSC, lo que ofrece es «hablar y tener conversaciones para explorar cómo se podría garantizar la gobernabilidad y la estabilidad en Barcelona», y ha pedido a Colau que mueva ficha y diga cuándo pueden empezar a hablar sobre Barcelona, sin estar hipotecados por campañas electorales ni prioridades partidistas.
Él y Trias ofrecieron estabilidad «en un contexto de fuerte represión, que incluye presos políticos», para defender la capital catalana agrupando fuerzas que puedan asegurar la centralidad democrática y combatir el artículo 155, por el que el Ayuntamiento se ha convertido en la principal institución catalana libre, después de que fueran intervenidos la Generalitat y el Parlament.
Ha advertido de que lo hacen «no por un cheque en blanco», porque no están en deuda con la alcaldesa, a la que pedirán que respete a los miembros del Govern cesado encarcelados -el sábado les pidió explicaciones-, que están en prisión sólo por haber cumplido con lo que prometieron, según él.
Ha recordado que ya se mostró contrario al pacto de gobierno entre BComú y PSC cuando se alcanzó hace un año y medio porque «una alianza con el 'stablishment' histórico no era la mejor fórmula para gobernar», y ha reiterado su ofrecimiento de apoyar el ejecutivo con el grupo Demòcrata, con el que sumarían 25 ediles --la mayoría está en 21-- y cuyo portavoz, Jaume Ciurana, se ha ofrecido a hablar este mismo lunes.
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