El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias (d), felicita a Pedro Sánchez, quien logró este martes la confianza del Congreso. | Juan Carlos Hidalgo

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La investidura de Pedro Sánchez supone un hito en la historia política de España, puesto que el Gobierno que van a formar el PSOE y Unidas Podemos es el primero de coalición que ha habido en democracia en España, donde el último ejecutivo multipartidista fue el del Frente Popular en la II República.

El gobierno de izquierda nace casi dos meses después de que Sánchez y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, sellaran un pacto dos días después de las elecciones generales del 10 de noviembre.

Lo que es una práctica habitual en Europa, donde más de la mitad de los países de la UE cuentan con ejecutivos multicolores, ha sido hasta ahora una anomalía en España, aunque sí han sido comunes en las autonomías y en los ayuntamientos.

El gobierno inédito de izquierdas que va a encabezar Sánchez, con Iglesias como uno de sus vicepresidentes, tiene como precedente el que se constituyó en el último período de la II República.

El llamado Frente Popular, integrado por más de una docena de partidos de izquierdas, entre ellos el PSOE, el PCE y diversas formaciones republicanas, surgió de las elecciones celebradas en febrero de 1936 y estuvo al frente del gobierno hasta el fin de la Guerra Civil en abril de 1939.

Al frente de los diversos ejecutivos del Frente Popular, estuvieron presidentes como Manuel Azaña, Santiago Casares Quiroga, José Giral, Francisco Largo Caballero y Juan Negrín.
Los gobiernos de coalición también fueron una tónica general durante el período republicano, primero en el bienio azañista (1931-1933) y, posteriormente, durante la etapa de la CEDA (1934-1936), integrada por partidos de derecha y católicos.

Superada la dictadura franquista y tras las primeras elecciones democráticas en 1977, hubo diversos intentos de formar ejecutivos plurales, en particular, a partir de los años 90, pero no llegaron a buen puerto.

Felipe González fue el primero, en 1993, cuando planteó una propuesta de romper la tradición de los gobiernos monocolores tras perder su mayoría absoluta.

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González ofreció a CiU y PNV, entonces liderados por Jordi Pujol y Xabier Arzalluz, respectivamente, pasar a formar parte de su gabinete, pero declinaron.

Con la llegada al poder del PP en marzo de 1996, sin mayoría absoluta, José María Aznar también sondeó a las dos formaciones nacionalistas para que entraran en el Consejo de Ministros, pero también sin éxito.

El intento más serio de fraguar un gobierno plural fue el que promovieron el PSOE e IU en las elecciones de 2000, cuando sus dirigentes, Joaquín Almunia y Francisco Frutos, respectivamente, fueron en tándem.

Pero Aznar arrasó en las urnas e hizo naufragar la coalición de izquierda.

A pesar de su mayoría absoluta, el líder del PP volvió a tantear a CiU para que entrara en el gobierno, pero Pujol desestimó la mano tendida alegando la falta de sensibilidad autonómica del PP.

José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), sin tener mayoría, no se planteó compartir gobierno y recurrió a la «geometría variable» para sacar adelante acuerdos con la izquierda o con los nacionalistas.

No sería hasta 2016, con Mariano Rajoy en minoría, cuando volvió a ponerse sobre la mesa la opción de un gobierno multicolor ante el escenario de bloqueo político.

Rajoy propuso al líder del PSOE, Pedro Sánchez, y a Ciudadanos, una gran coalición a la alemana para evitar nuevos comicios, pero, de nuevo, el intento fracasó.

El que va a ser primer gobierno de coalición teje sus raíces en el deseo que Pablo Iglesias ya trasladó en 2016 a Pedro Sánchez, aunque éste se inclinó inicialmente por pactar con Ciudadanos y, de nuevo, en julio del pasado año, tras las elecciones del 28 de abril.
«Es un honor caminar junto a vosotros. Sí se puede», ha afirmado Iglesias durante el debate de investidura para dar la bienvenida a la histórica coalición.