Mercè (i), de 50 años, y Núria (d), de 43, llevan unas mascarillas de tela sin filtro elaboradas por internos de prisiones. | Marta Perez

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Las mascarillas quirúrgicas e higiénicas, las más recomendables para la población, tienen una vida útil de entre 4 y 8 horas y, a la hora de conservarlas para un segundo uso, deben guardarse en una bolsa transpirable o un sobre de papel, pero nunca en el bolso o bolsillo, ya que son un vector de contaminación.

Así lo recomiendan la Organización Colegial de Enfermería y el Área de Enfermería de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Respiratoria (SEPAR), que han publicado una infografía y un vídeo animado con los principales consejos para hacer un buen uso de las mascarillas.

Recuerdan que las mascarillas quirúrgicas e higiénicas protegen a los demás a través de lo que se denomina una protección comunitaria, y su vida media útil está entre cuatro y ocho horas.

Advierten de que no es recomendable llevar puesta una mascarilla de manera continuada más de seis horas seguidas porque la humedad que pueden captar hace que pierda eficacia.

Al quitarla, si no se ha cumplido este tiempo, es importante no guardarla en el bolso o en un bolsillo porque la mascarilla es un vehículo de transmisión, de contaminación.

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Por eso, recomiendan llevarla en una bolsa transpirable, como un sobre de papel, sabiendo que la parte limpia es la interna, la que llevamos pegada a la cara, y la parte sucia es la parte externa, que no debemos tocar.

La mascarilla debe cubrir la boca, la nariz y la barbilla y todo lo que no sea llevarla así -como ponerla por debajo de la nariz, en la barbilla o en la frente- es un mal uso de este elemento de protección. Además, es muy importante saber que no debemos quitarnos la mascarilla para hablar, toser o estornudar.

El presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, avisa de que utilizar mal las mascarillas aumenta el riesgo de contagio de la COVID-19, pues la superficie externa de la mascarilla se considera un vehículo de transmisión y nos podemos contagiar.

También genera una falsa sensación de seguridad en quien la usa, por lo que se olvidan medidas de prevención que siguen siendo fundamentales como son mantener la distancia de seguridad de dos metros y el lavado frecuente de manos.

Por su parte, el coordinador del Área de Enfermería de SEPAR, David Díaz-Pérez, afirma que «en una población no entrenada en el manejo de este tipo dispositivos, la obligatoriedad de su uso debe ir acompañada de formación a la población general que debemos hacer también los profesionales sanitarios».