Además, un 40% de las empresas habrían podido hacer frente a la situación sin registrar déficit de liquidez ni un deterioro de su situación patrimonial.
Así se desprende del informe 'Las necesidades de liquidez y la solvencia de las empresas no financieras españolas tras la perturbación del Covid-19', elaborado y publicado este lunes por el organismo supervisor a través de un ejercicio de simulación de las necesidades de liquidez de las empresas derivadas, a partir de tres escenarios macroeconómicos alternativos, tanto de los posibles déficits generados por la evolución de la actividad de explotación como de las inversiones en activos fijos y las amortizaciones de deuda financiera.
El organismo señala que la paralización de gran parte de la actividad económica por las medidas de contención del Covid-19 está provocando una reducción brusca de los ingresos para una proporción muy alta de las empresas españolas, lo que va a suponer que muchas de ellas tendrán que recabar nuevos recursos financieros para hacer frente a los pagos corrientes y a los derivados de sus decisiones de inversión en activos fijos y a las amortizaciones de deuda.
Entre las opciones cita sus activos líquidos como los depósitos bancarios, o bien recurrir al importe no dispuesto de sus líneas de crédito, así como recurrir a nueva financiación externa, como los préstamos bancarios, a desinversiones o a nuevas aportaciones de capital de los socios.
La estimación del importe global de las necesidades netas de liquidez de las empresas no financieras entre abril y diciembre se situaría entre los 224.000 y los 238.000 millones de euros, dependiendo del escenario considerado, en un 90% por la amortización de la deuda, siendo la contribución asociada al déficit generado por la actividad de explotación y por la inversión en activos fijos comparativamente menor.
El detalle por trimestres evidencia que el déficit más elevado se generaría entre abril y junio (entre 103.000 y 108.000 millones de euros), mientras que en los siguientes trimestres los importes se irían reduciendo progresivamente, a medida que se recobrara gradualmente la actividad.
Este perfil decreciente también se explica por que las amortizaciones de la deuda son superiores en el primer trimestre, dada la concentración de vencimientos en los primeros meses y el supuesto de que estos se refinancian más allá de 2020.
Entre abril y diciembre de 2020 un 67%-69% de las empresas no financieras españolas, dependiendo de que el escenario contemplado sea el de recuperación temprana o el de riesgo, presentarían necesidades de liquidez, empleando entre todas ellas entre un 73% y un 78% de los trabajadores del sector corporativo.
Estos porcentajes serían entre 7 y 10 puntos porcentuales superiores, respectivamente, en número de empresas, y entre 11 y 16 puntos porcentuales más elevados, en peso del empleo, respecto a los que se registrarían en un escenario sin Covid-19.
Los sectores más afectados serían los de turismo y ocio, vehículos de motor, y transporte y almacenamiento, en los que entre un 80% y un 87% de las empresas presentarían déficits, en el escenario de riesgo, llegando a afectar al 90%-95% del empleo de estas ramas.
Más del 70 % se cubrirá por avales públicos
En todo caso, las empresas podrían cubrir algo menos de la mitad de estas necesidades haciendo un uso completo de sus activos líquidos y líneas de crédito, aunque casi un 30% de las compañías (en las que se concentra entre un 30% y un 33% del empleo total) seguirían presentando un déficit.
El Banco de España señala que no parece «muy verosímil» que las empresas agoten totalmente sus activos líquidos, ya que muchas de ellas preferirían mantenerlos por precaución, y cree que el grueso se canalizará mediante el recurso al crédito bancario.
El informe calcula que los programas de avales permitirían cubrir cerca de las tres cuartas partes (entre el 71% y el 75%, dependiendo del escenario) de las necesidades de liquidez estimadas de las empresas para los tres últimos trimestres del año.
El resto del déficit, de entre 56.000 millones de euros y 70.000 millones de euros, podría cubrirse a través de otras vías, como el recurso a los activos líquidos, a las líneas de crédito disponibles o a nueva financiación externa.
En este sentido, señala que la información sobre los préstamos bancarios hasta mayo muestra que las compañías de mayor dimensión, las que presentan un menor perfil de riesgo y las menos afectadas por la crisis estarían consiguiendo captar unos elevados volúmenes de financiación bancaria en condiciones muy favorables sin recurrir a la línea ICO de avales.
Unos 105.000 millones en el primer trimestre
Solo en el primer trimestre del año un 61% de las empresas, que emplean al 66% de los trabajadores del sector corporativo, no habría generado unos ingresos suficientes para hacer frente a los pagos corrientes y a los derivados de las inversiones en activos fijos y de las amortizaciones de sus deudas, con unas necesidades de liquidez de estas empresas se habría situado en torno a los 105.000 millones de euros.
Por tamaños, no se observan diferencias significativas en la proporción de compañías con necesidades de liquidez, si bien por sectores se constata que la rama de comercio, la de hostelería, restauración y ocio, y la de vehículos de motor serían aquellas en las que se concentraría un mayor porcentaje de compañías deficitarias.
El grueso (75%) de las necesidades de liquidez generadas en los tres primeros meses del año se habría cubierto mediante el recurso al crédito bancario (incluyendo la disposición de financiación disponible a través de líneas de crédito), en un porcentaje algo mayor en las pymes (83%) que en las empresas más grandes (69%).
El 40% de empresas podría afrontar la situación sin déficit de liquidez
Por otra parte, a pesar de la caída «sin precedentes» de la facturación empresarial, en torno al 40% de empresas habrían podido hacer frente a esta situación sin registrar déficit de liquidez ni experimentar un deterioro de su situación patrimonial, por lo que podrían seguir generando superávits de explotación y realizar nuevas inversiones.
No obstante, en el resto de las compañías el retroceso de la actividad habría llevado a elevar significativamente los niveles de vulnerabilidad financiera, haciéndolo con mayor intensidad dentro del segmento de las pymes y, especialmente, entre las empresas de los sectores más afectados por la pandemia, como los de turismo y ocio, vehículos de motor, y transporte y almacenamiento.
En el escenario de recuperación temprana, un 52% de las empresas sufrirían en 2020 un deterioro de su situación patrimonial (con un peso, en términos de empleo, del 48%), mientras que, si se contempla un escenario de riesgo, esta proporción se elevaría hasta el 55% (afectando a casi un 57% del empleo).
A su vez, la proporción de empresas con una probabilidad alta o muy alta de impago (superior al 3% y el 5%, respectivamente) aumentaría entre 8 y 10 puntos porcentuales respecto a la situación pre-Covid, suponiendo entre el 30% y el 32% del número total de empresas.
Tanto el peso del empleo de las compañías en esa situación como, en menor medida, la fracción de la deuda que acumulan del sector empresarial también se elevarían, hasta situarse en el 21%-24% y el 33%-34%, respectivamente.
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