Aunque tomarán la palabra todos los grupos, solo debatirán dos líderes nacionales, Sánchez y Feijóo, pues el resto de los dirigentes políticos tienen su base de operaciones en el Congreso, donde también se debatió de energía en el pleno extraordinario de agosto que convalidó el real decreto. El Gobierno acude a la Cámara Alta después de que así se lo pidiese el líder del PP, que sin embargo ha sido crítico con los tiempos y el ámbito del debate, pues Feijóo quería abordar la situación general y aludir a temas como la inflación o el deterioro institucional que denuncia su partido.
En la jornada previa al cara a cara, que tendrá lugar a partir de las cuatro de la tarde, Sánchez mantuvo un encuentro con medio centenar de ciudadanos en la Moncloa y Feijóo protagonizó un desayuno informativo y visitó una feria agropecuaria en Salamanca, una señal de que ambos líderes redoblan esfuerzos ante una precampaña electoral que se prevé larga, con elecciones autonómicas y municipales en mayo de 2023 y generales a finales de ese año.
Junto a ciudadanos que han expresado sus inquietudes, Sánchez se ha colocado «del lado de la clase media trabajadora», en contraposición a los intereses de los «poderosos» y ha clamado contra el PP también ha clamado Sánchez, rechazando a los «profetas de catástrofes y profecías que aspiran a autocumplirse». Fuentes del Gobierno apuntan que este debate permitirá hacer pedagogía, explicar las medidas adoptadas y refrendadas por la Unión Europea y que, en su opinión, son incómodas para el PP, que según denuncian carece de una propuesta armada y solvente. Sánchez pondrá el acento en el que esta vez no serán los de siempre quienes paguen la crisis y buscará colocar al PP junto a los empresarios.
En cambio Feijóo, favorito en las encuestas, cree que ante la inflación, el encarecimiento de las hipotecas o la crisis energética lo realista es preocupar y pone en duda la eficacia de las medidas adoptadas. Sostiene que España vive el «otoño del Gobierno» y que el «proyecto personal» de Sánchez «naufraga». Feijóo llega al debate con el as en la manga de la rebaja del IVA del gas, que el Gobierno ha anunciado tras meses desoyendo la propuesta del PP. Además, se ha comprometido a enviar esta semana una propuesta de plan energético. Deflactar el IRPF o reducir el tamaño del Gobierno forman parte de sus peticiones recurrentes.
El líder del PP ha llamado además a la moderación frente a los insultos y espera que el debate, que no ve «muy equilibrado» por la ventaja de Sánchez con el tiempo, suponga un «cambio de tono» en el que el Ejecutivo se abra a negociar y «se salte los vetos de sus aliados». Tras un verano de acusaciones cruzadas, las formas serán unas de las claves a analizar. El presidente del Senado, el socialista Ander Gil, ha reclamado un debate «sosegado» que huya de tacticismos y ofrezca «respuestas concretas» a las incertidumbres y problemas de los españoles.
Además, el presidente de la Cámara Alta ha negado desequilibrios en el debate, que tiene las mismas condiciones que en el Congreso o el Parlamento de Galicia y ha apuntado que el enfoque de la comparecencia, sobre energía pero también acerca del contexto social y económico, da pie a que se aborden muchos temas. Y es previsible que así ocurra, cuando el debate político pivota también en torno al traslado de presos de ETA, el bloqueo del poder judicial y sobre todo acerca de la economía en sus múltiples derivadas, desde el precio de los alimentos, y su posible tope, el incremento del salario mínimo o el coste de la vuelta al cole.
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