«Cuando cambias el nombre es tu identidad, tu sentir, y ahí ya estás completa. (...) Cuando das el paso es como volver a nacer, es como decir 'ahora sí soy yo', y es pleno ese sentimiento de alegría. Y sin tutelaje, sin que nadie tenga que decir quién soy o cómo me llamo», sostiene Sangil en una entrevista con EFE.
El 16 de febrero de 2023 se aprobó en las Cortes la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, después de dos años de turbulenta tramitación. Un texto legal que reconoce la libre determinación del género (que una persona pueda cambiar su sexo en el Registro Civil sin testigos ni informes médicos) y que deja de considerar enfermas a las personas trans.
Derechos y alivio
Un año después, la presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) siente «alivio» porque la ley ha dado derechos al colectivo al que representa y ha bajado «en cierta manera» la violencia «tan brutal» que sufrieron las personas trans durante la tramitación de la norma.
«Hago un balance positivo de la ley. Nos ha dado derechos y muchas personas trans han podido acudir a cambiar su identidad sin testigos, sin médicos, sin nadie que te tutele, sino en libertad, que es algo muy importante para nosotras», afirma.
Celebra la norma, pero lamenta que no fuera más ambiciosa y que haya dejado fuera cuestiones relativas a las infancias trans, a las personas no binarias y a las personas migrantes. En este sentido, considera que la clase política no estuvo a la altura: «La pelea fue tan dura que en el momento en que salió así, todo el mundo bajó las espadas para que salieran estos derechos, pero no están todos los derechos, así que seguiremos trabajando para conseguirlos».
Especialmente crítica se muestra con el Partido Popular por haber puesto «todas las trabas posibles» y haber transmitido «LGTBIfobia». «A esos dirigentes del PP que luego se benefician de nuestros derechos cuando han estado insultándonos, menospreciándonos y no apoyando una ley que habla de derechos humanos les pregunto 'por qué'. No estamos hablando de dinero ni de cosas extrañas, sino de mejorar la vida de las personas», señala.
No se reunirán con la directora del Instituto de las Mujeres
Sangil afirma que el nombramiento de Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres ha sido un «jarro de agua fría» y avanza que no se sentarán con ella «en ningún caso y en ningún momento» (por haberse posicionado contra la ley trans), pero da un voto de confianza a la nueva ministra de Igualdad, la socialista Ana Redondo.
«Vamos a esperar a ver qué ocurre. La ministra nos ha dicho a todo el colectivo que ha montado un equipo para trabajar en el avance de los derechos humanos, de las mujeres trans y de todo el colectivo LGTBI y que lo que quiere hacer es implementar la ley; que si en algún caso alguien de su equipo pone alguna piedra en el camino, saldrá», cuenta.
«Le daremos el espacio para que amplíe los derechos de la ciudadanía. Hay que hacerlo desde la elegancia, la diplomacia y el trabajo de hormigas, sin ruidos, sin peleas. No va a ser un ministerio de fuegos artificiales, pero espero que los derechos se afiancen, que es lo que me interesa realmente», añade.
En cuanto a Irene Montero, Sangil le da las gracias por haber hecho «lo que tenía que hacer como política, como ministra de Igualdad, con sus aciertos y sus errores».
Sangil está de acuerdo con la portavoz de feminismo y derechos LGTBI de Sumar, Elizabeth Duval, en que en medio de tanto «ruido» faltó tiempo para hacer pedagogía sobre quienes son las personas trans, pero también el resto del colectivo.
«Nos ha faltado mucha pedagogía para hablar de quiénes somos porque se hizo demasiado ruido. Había demasiado escándalo y al final se priorizó aprobar la ley, que saliera adelante la negociación. (...) Tenemos que seguir haciendo pedagogía, hablando de nosotras desde dentro, con tranquilidad y desde el diálogo sencillo. Desde el corazón nos va a entender todo el mundo», reconoce.
Ahora bien, estima que la mayor parte de la sociedad española estaba lejos de esa «nebulosa» y «ve que España ha avanzado en derechos que no pasa nada por reconocer la diversidad». «España está más preparada y es más respetuosa y sensible que hace treinta años», asevera.
Normalidad en el Registro Civil
Indica que los cambios de sexo y nombre en el Registro Civil se están tramitando con normalidad, salvo algunas dificultades puntuales en el entorno rural y en lugares pequeños por «motivos informáticos» o desconocimiento de las personas implicadas, pero aclara que no es cuestión de «mala voluntad».
En cuanto al posible fraude de ley, enfatiza que es fácilmente detectable y solicita no dar pábulo a quienes intentan torpedear la norma: «Cuando una persona va a hacer el cambio registral, queremos hacerlo en la intimidad y seguir con nuestras vidas. Si alguien va a las televisiones a contarlo, da mucho que pensar», recalca.
4 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
"Cuando cambias el nombre es tu identidad, tu sentir, y ahí ya estás completa". Pues, no sé yo, pero muy normal no me parece... si tienes que "estar completa" con "un nombre" creo que te falta algo más...
Gracias a Podemos y sus votantes, tenemos este País. Vaya M....
Recomiendo ver el documental de "inocente duke" disponible en youtube, de como se produjo cambio de género administrativamente y sus aventuras pidiendo subvenviones y derechos exvlusivos de las mujeres, y yendo a sitios exclusivos para mujeres como por ejemplo un gimnasio femenino.....ir a adminostraciones(chiringuitos)....... muy divertido y muy ilustrativo ver esta distopía.
Por lo tanto una persona con pelo en pecho, bigote, barba, pene y testículos puede ir al registro civil para declarar que se siente mujer y pedir que le cambien el sexo y el nombre. Cuando salga del registro civil esta nueva mujer podrá entrar en un tradicional baño de señoras y no la podrán echar de allí porque legalmente es una mujer. Se puede dar el caso de que se excite sexualmente, no se sepa controlar, abuse de una persona con vagina, útero y ovarios y la deje embarazada.