La bicicleta ha irrumpido en la movilidad de Palma. | Teresa Ayuga

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Cada día, a primera hora de la mañana, muchos ciudadanos aparcan sus coches en la periferia de Palma y sacan de su maletero un patinete eléctrico. Es la estrategia para llegar al centro de trabajo, en el Casc Antic, en solo unos minutos. Esta situación se repite cada mañana en Nou Llevant, la zona del Conservatorio, Son Moix o La Femu. «Encontrar aparcamiento en Palma es imposible. Vivo en Santa Ponça, así que cada día vengo con el coche hasta la zona de Tráfico y con el patinete llego en cinco minutos al trabajo, en el casco antiguo», cuenta Víctor Sola.

Es la forma de moverse en una Palma que está afrontando un cambio en la movilidad, acelerado ahora por la pandemia: se ha disparado la presencia del patinete en las calles, así como las bicicletas. Mientras tanto, en días como esta semana, con intensa lluvia, los atascos de coches se han recrudecido: un motivo más para dejar aparcado el coche. El Ajuntament de Palma está llevando a cabo encuestas para elaborar el nuevo Pla de Mobilitat Urbana Sostenible (PMUS) y así obtener un diagnóstico sobre la actual movilidad palmesana. A la espera de resultados, se adivinan cambios respecto al 2014, cuando se llevó a cabo el último.

Los patinetes han irrumpido con fuerza en las calles de Palma, especialmente en los últimos tres años. «Es un boom tan grande que ya se dice que los patinetes son un sustituto de las motos de 49 cc», cuenta Víctor Sola, de la tienda Volta, que dice que «pensábamos que sería para gente joven pero tenemos clientes desde los 16 años hasta los 70». El coste de reparaciones apenas asciende a unos 20 o 50 euros, aunque la batería ya sube a 100 euros. Aún así, supone un ahorro en cuanto a impuestos, párking, mecánico o la compra de un coche. Eso sí, como todo el mundo, «tenemos un problema con los stocks».

Los patinetes entran dentro de la categoría de vehículos de movilidad personal (VMP), junto con bicicletas eléctricas, monociclos (de una sola rueda) y segways (un patinete con mástil). Las bicicletas también se han contagiado del boom, alentados por la pandemia y las dificultades para circular y aparcar el coche en Palma. «Ahora mismo, las fábricas de bicicletas no aceptan más pedidos hasta junio de 2023», dice Marc Carbonell, uno de los propietarios de la tienda Bimont. «La suerte es que tenemos stock en tienda pero a nivel mundial las ventas de bicicletas han subido un 400 por cien. Tenemos el almacén lleno, pero es una situación complicada. Igual de complicado que encontrar una bicicleta plegable». Ante semejantes carencias «el mercado de segunda mano está disparado. El que tiene una bici, tiene un tesoro», añade Carbonell.

La pandemia ha disparado este vehículo, igual que el patinete, aupado por el trazado de Palma que no tiene grandes cuestas en su mayoría de calles y el buen tiempo. En cuanto a las motos, han subido las ventas un 18 por ciento en Palma, según Salvador Canudas, presidente de la Asociación de Concesionarios de Motos.

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Aún así, ¿hay un cambio en el modelo de movilidad? Según Joana Maria Seguí, catedrática de Geografía Humana de la UIB, «en los últimos 30 años la población se ha incrementado un 40 por ciento. Y los coches han crecido en el mismo sentido». A eso hay que sumar los vehículos de alquiler de 12 millones de turistas, de media anual, que vienen a la Isla, y que atoran aún más las saturadas vías de acceso a Palma.

Según el último PMUS, más de un 30 por ciento de los palmesanos van a pie (el objetivo es llegar al 40 %), un 2 por ciento en bicicleta (aspirando al 5 %) y el coche supone el 40 por ciento (con la idea de bajarlo al 32 %). En Vitoria, ciudad reconocida por su movilidad verde, el 13 % de la población va en bicicleta.

La movilidad va íntimamente ligada al urbanismo. «Se debería volver a la ciudad antigua, con una mezcla de usos donde la residencia estaba cerca del trabajo, el ocio y el colegio. Pero «en los años 30, con Le Corbusier, apareció el urbanismo zonificado: cada área de la ciudad tiene su función y eso genera necesidades de transporte espectaculares».

Día Mundial de la Bicicleta

El ejemplo de Palma es La Vileta, donde se concentra un buen número de centros escolares y se forman atascos. Seguí muestra unas cifras sorprendentes. «En 2015, la salida de Son Hugo contabilizaba 157.000 coches al día. En 2017, se pasó a 169.000, un 10 por ciento más. En 2019, antes de la pandemia, se contabilizaron 191.692 coches que cada día pasan por el enlace de Son Hugo de la vía de cintura», señala.

«Hay sensación de colapso en la ciudad y hay que poner límites al coche. Palma es una ciudad caminable, con itinerarios atractivos y los barrios periféricos deberían estar en estos itinerarios», señala la catedrática. Para Seguí, «en un día de lluvia, el coche es una trampa en Palma». Ya sea a pie, en patinete, bicicleta o autobús, parecen los métodos adecuados para burlar el atasco de la ciudad. Ahora falta saber el diagnóstico del Ajuntament para saber cómo se mueve Palma.

El dato

Las cifras

300-500 €. Precio medio de un patinete. Los patinetes eléctricos más vendidos son una opción asequible, aunque los hay por 6.000 euros.

400 por ciento. La cifras de ventas de bicis se han disparado en toda Europa, en Palma también, por la pandemia.

60 por ciento. Es el pasaje que transportan los buses de la EMT respecto al que se contabilizó antes de la COVID.

10 millones. Más de 10 millones de personas utilizan la bicicleta en España, 700.000 más desde la pandemia.

1,6 millones. Los usuarios de patinete en España son 1,6 millones y otro millón y medio se plantea comprar uno.