La temporada ha empezado fuerte con la llegada de los turistas y las galeras trabajan a pleno rendimiento. | Jaume Morey

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Los caleseros de Palma están en pie de guerra: el Ajuntament de Palma lleva dos años sin convocar los exámenes para obtener la licencia de las galeras. Los afectados cuentan que afecta a alrededor de diez jóvenes, todos hijos de los caleseros. «Las licencias son vitalicias y nuestros hijos están esperando a los exámenes para poder trabajar. Son la nueva generación de caleseros y no pueden trabajar», cuenta Rafael Suárez. En su caso, su hijo lleva desde 2020 esperando a que se convoque el examen para empezar a trabajar. «Nos están poniendo impedimentos. El Ajuntament debería ayudarnos, no ponernos trabas. Al final he denunciado a Cort en el juzgado», se lamenta Suárez, que advierte que por culpa de la pandemia «tuve que vender dos de los cuatro caballos que tenía. Nadie nos ha dado ninguna ayuda».

Desde el Ajuntament señalan que «hace un año y medio que no se convocan estos exámenes. El motivo ha sido la pandemia y la falta de personal. Es un examen que consta de dos partes, una tipo test y otra en la que se realiza una práctica mediante una galera y un caballo y que es más compleja pues requiere la presencia de un veterinario y un técnico de movilidad». Fuentes municipales señalan que «la previsión es poder convocar a lo largo de este año un examen para poder conducir galeras». Por otro lado, los caleseros denuncian que sufren la persecución de los animalistas, lo que ha llevado a que sean increpados incluso por turistas. «Nos hacen la vida imposible. Antes había unas 50 galeras y ahora apenas quedan 18», señala Antonio Vargas, portavoz de los caleseros. Además, considera que «la prohibición de salir si hay alerta amarilla la veo bien, pero suele durar media hora y tampoco es tanto calor. Hay trabajadores del Ajuntament trabajando a pleno sol y no dicen nada».

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Los turistas contratan paseos por Palma a bordo de las galeras.

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Verano. Los animalistas temen la llegada de las olas de calor por el sufrimiento de los caballos. Los caleseros dicen que los equinos están bien cuidados y examinados por veterinarios.

Mientras tanto, Suárez señala que «no dejan trabajar a nuestros hijos y nos habían dicho que podían cambiarnos la licencia de calesa por taxi, pero no nos dan nada». Por su parte, desde Progreso en Verde advierten que «lo único bueno que ha hecho el Ajuntament estas dos legislaturas es que no ha dado ni una licencia. Pero a los caleseros les otorgaron 14.000 euros de ayudas por la pandemia». Guillermo Amengual, presidente del partido, denunció el caso de «un caballo de 23 años y cojo de dos patas que era obligado a salir con las calesas. Es un caso de maltrato y pedimos que sea requisado».