Algunos de los vecinos de Can Moreno. | AVV CAN MORENO

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Los vecinos de Camí de Cal Patró, en Can Moreno, junto a la carretera de Valldemossa, están «hartos» del turismo de basuras que se está dando en el Camí del Molí d’en Terra, la carretera principal de la zona. Esta vía conecta Son Espanyol y Establiments con Palma, por lo que es una zona de paso.

Muchos de los que transitan por ahí utilizan, aunque no son del barrio, los tótems de color marrón que hay puestos por Emaya para que los residentes dejen su basura. Es lo que se conoce como turismo de basuras, una mala práctica que implica que personas que no son de un determinado barrio, o incluso municipio, se desplacen en coche a dejar sus bolsas de residuos.

«Queremos que se haga un puerta a puerta real», dice Cati Busquets, una de los miembros de la asociación de vecinos de Can Moreno. «Llevamos dos años esperando una solución, pero no llega», asegura. La vecina explica que en un principio Emaya les dijo que iban a mover los tótems «un poco más arriba de la calle». Sin embargo, los residentes pidieron que se retirara la estructura que sirve para depositar las bolsas y la empresa pública justificó la negativa argumentando que el camión de la basura no podía pasar por el Camí de Cal Patró.

«Luego hicieron la prueba y sí cabía, por lo que no les servía la excusa», critica Busquets. El hecho de que no se esté yendo a recoger la basura a las puertas de los vecinos les obliga a ir a tirar sus residuos al tótem de la calle principal «que siempre está lleno porque la gente que pasa deja su basura allí». Además de la falta de espacio, la desmesurada concentración de basura en la calle está generando problemas como la aparición de una colonia de gatos, mucha suciedad y malos olores.

«Queremos una solución como en Sa Garriga», añade esta vecina. Y es que esta zona de Son Sardina no es la única donde el sistema de recogida selectiva genera problemas. En Camí Lleonets, por ejemplo, los vecinos también se muestran enfadados con el modelo, ya que el horario establecido restringe cuándo y qué se puede tirar. «Nos pusieron el tótem a la entrada de la calle y la gente que pasaba dejaba sus cosas, como si fuéramos un punto verde. Ahora está dentro de la vía y ya no pasa», explica una vecina.