Interior de Retro Jungle. | Teresa Ayuga

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Retro Jungle, el último local que aguantaba en las galerías de la Plaça Major, está de liquidación antes de decir adiós. Esta curiosa tienda, que lleva décadas vendiendo aparatos electrónicos analógicos, estará hasta este sábado vendiendo su stock. Abierta a finales de los 70 por M. K., en su interior se pueden encontrar gran variedad de objetos como cámaras de carrete, radios y despertadores de todas las formas y tamaños, transistores, walkmans, móviles antiguos, prismáticos y casetes, entre otros.

Su hija Manisha se ha animado a llevar a cabo esta gran liquidación ante el futuro incierto que sobrevuela a las galerías. Por ello, junto a amigos y voluntarios está atendiendo estos días en la tienda de su padre, con la premisa de que la liquidación se haga como a él le hubiese gustado: «Lo hago en parte para honrar su memoria», dice emocionada, ya que M.K. falleció hace unos años.

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Manisha dentro de la tienda.

Después de este fin de semana, las luces se apagarán definitivamente en los bajos, donde ahora la oscuridad recorre los pasillos y las vallas obstaculizan el paso a la espera del tan ansioso proyecto de reforma de la plaça que a tantos inquieta.

Pionero

La historia de Retro Jungle se remonta casi cinco década atrás, cuando el abuelo de Manisha vino hasta Mallorca a veranear y se quedó prendado de la Isla. Tenía negocios en Argelia y junto a otros indios decidió emprender aquí. Con la ayuda de su padre, un joven M.K. se mudó y abrió su negocio.
Primero estuvo en Gomila, luego en el Mercat de l’Olivar y finalmente en las galerías, tras inaugurarse. Era mayorista y abastecía a las tiendas de souvenirs de la Isla.

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«Le gustaban mucho los objetos curiosos y la electrónica», cuenta Manisha. A sus clientes les vendía gameboys, walkmans o cartas de sex poker que traía de Londres, Hong Kong o la India, cuando pocos más lo hacían. Y es que, fue uno de los primeros indios en ofrecer estos productos en Mallorca. «Disfrutaba realmente de su trabajo. Cada semana hacía sus rutas para visitar a los clientes. A veces le acompañaba e íbamos a Cala Major, Alcúdia o Calvià», recuerda. Querido por muchos, M.K. es toda una leyenda en las galerías: «Están viniendo muchos jóvenes que lo recuerdan».