Imagen de la placa que muestra el nombre de la calle Baró de Santa Maria del Sepulcre. | F.F.

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Es una de las calles más emblemáticas en la zona de Bonaire, se conecta directamente con una de las más caras y reconocidas del país como es la avenida Jaume III, pero poco o nada se sabe del personaje y la historia que rodea a quien le da nombre. Vía comercial con locales emblemáticos como Can Joan de s'Aigo formando parte de su paisaje, el origen de su denominación no está del todo claro, aunque todos los expertos coinciden en el desconocimiento de la figura que la preside.

Porque el Baró de Santa Maria del Sepulcre «nunca existió», tal y como confirma Bartomeu Bestard, cronista oficial de Palma. Visión y versión que comparte Gabriel Bibiloni, autor de Els carrers de Palma, obra prologada por el reconocido historiador y divulgador Gaspar Valero, quien se suma a esta tesis. Los tres llegan a la misma conclusión. Y es que quien da nombre a esa conocida calle de la capital mallorquina no existió, o al menos, no hay pruebas, documentos o referencias a su figura, obra o legado.

Esa denominación se remonta a mediados del pasado siglo, de la mano del arquitecto Gabriel Alomar, autor del reordenamiento y diseño urbano de esa parte de la ciudad. Se cree, o al menos testimonios orales de la época así lo explicarían, que de la mano de Xim Puigdorfila -por entonces miembro de la corporación municipal- se decidió otorgar esa denominación a la vía perpendicular a la espléndida avenida Jaume III, que veía la luz por entonces. «Los Puigdorfila compraron parte de la propiedad del Santo Sepulcro y debió ser una especie de recuerdo, reconocimiento u homenaje poner ese nombre», recuerda Bestard.

Y lo hace en referencia a un espacio próximo a la actual calle Concepció, zona en la que se levantó la Iglesia de Santa Maria del Sepulcre, que data del siglo XIII y fue demolida en su mayor parte a mediados del XIX -sobre 1843-, dentro de lo que fue el testimonio de la presencia en Mallorca de la Orden del Santo Sepulcro. «Al no ser una porción importante de tierra en propiedad, no se podía considerar Baronía; además, cabe recordar que hasta el siglo XVIII no se otorgan nuevos títulos nobiliarios en Mallorca», añade Bestard.

Señal que muestra la calle del Baró de Santa Maria del Sepulcre. Foto: F.F.

Valero habla de un «personaje fantasma» a la hora de definir al desconocido Baró de Santa Maria del Sepulcre, y al igual que Bestard, remite a la figura de Alomar para, en su contexto temporal, explicar el por qué de este topónimo. Y señala, como curiosidad, que en la zona dan nombre a otras vías personajes que, a la par que Jaume III, fueron represaliados por Pere IV 'El Cerimoniós', ordenando su ejecución.

«No existió ni como persona ni como título», apostillan Bestard y Valero, a la vez que Bibiloni, confiesa que no pudo «encontrar pistas o evidencias sobre ese personaje a la hora de conocer el por qué de esa calle» a la hora de elaborar su completo trabajo sobre las vías que forman el plano de Palma, en cuyo callejero ocupa un sonoro espacio el Baró de Santa Maria del Sepulcre, tanto el título como el supuesto portador del mismo, cuya identidad, origen y legado se desconocen oficialmente.

Imagen de la calle del Baró de Santa Maria del Sepulcre, en Palma. Foto: F.F.

El debate sobre si un personaje histórico como el rey Sanxo I de Mallorca, tío y predecesor de Jaume III al frente de la Corona de Mallorca, y que cuenta en la actualidad con una modesta calle en el ensanche, merecería un espacio como el que ocupa el desconocido Baró de Santa Maria del Sepulcre, no desagrada a los expertos, aunque saben que «no es fácil», pese a que «haría justicia por su entidad como rey y juntaría, simbólicamente y siglos después, a tío y sobrino».