Mercado de Pere Garau | Alex Sepúlveda

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El mercado de Pere Garau ya puede presumir de haber ganado el Premio Nacional a la Mejor Iniciativa Comercial Colectiva. «No queremos dedicarnos a la restauración, queremos hacer comercio local para el barrio», dice con contundencia la presidenta del Mercat de Pere Garau, Paquita Bonnín. En su mandato ha conseguido superar el desafío de un punto comercial estratégico en estado convaleciente y conseguir reactivarse sin recurrir a «convertirnos en La Boquería. A nivel nacional, todos los mercados acaban sucumbiendo a los bares y vermuterías». De hecho, han recibido una veintena de peticiones para abrir un puesto de hostelería. Pero se niegan.

Entre los motivos de haber recibido el premio de la Confederación de mercados tradicionales de abastos de España está haber conseguido reabrir en menos de un año la inmensa mayoría de los 14 puestos que tenía cerrados. Ninguno de ellos es un bar.

El próximo lunes, Bonnín tendrá que recoger el premio en el Ayuntamiento de Sevilla. La presidenta del mercado de abastos del barrio más populoso de Palma afirma que «tenemos claro que necesitamos llegar a la gente joven, que se acerque al comercio de proximidad y al producto local, que no vaya a las grandes superficies ni cadenas».

Ayer la actividad, un martes cualquiera, era animada. Dicen que los sábados es efervescente. En año y medio, los placeros de Pere Garau se han esforzado para llamar la atención de los compradores del barrio pero también de todo el municipio. «Hemos hecho campañas de publicidad con lonas y en las redes sociales, regalamos bolsas de compra y botellas térmicas, tenemos las taquillas refrigeradas y hemos rotulado 16 furgonetas de payeses y comerciantes, identificándoles con el Mercat de Pere Garau», detalla la presidenta del mercado. El mercado de Pere Garau se ha convertido en la resistencia del comercio local.