Caimari cambió ayer de aspecto por un día. En la que fue su cuarta
edición, la Fira de s'Oliva se consolidó y volvió a llenar las
calles del pueblo de gente. Cerca de 20.000 personas visitaron,
según la organización, la fira.
Tras una semana de intenso temporal, el sol lució en el
municipio de Selva y gente de toda Mallorca aprovechó la jornada
para acercarse a Caimari. La fira se inauguró a las nueve y media
de la mañana con la visita del vicepresident del Govern, Pere
Sampol, y el conseller de Agricultura, Mateu Morro, que fueron
recibidos por el alcalde pedáneo de Caimari, Pere Seguí, y el
alcalde de Selva, Joan Rotger.
Todos ellos coincidieron en señalar que lo que hace diferente y
peculiar a esta feria es el intento de crear un mercado temático
dedicado especialmente a la aceituna, a los productos derivados de
ésta y a los utensilios de campo. La fira se caracteriza por
ofrecer a los visitantes productos totalmente artesanos y
autóctonos.
En la feria destacaron numerosas paradas dedicadas a la
aceituna, donde se podían adquirir diversas variedades de aceituna
mallorquina, como sirvellina y olivoner, entre otras.
Un año más, los visitantes pudieron conocer cómo se realizaba
antiguamente el aceite de oliva visitando la tafona de Oli Caimari,
que permaneció abierta al público.
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