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De vivienda unifamiliar a convento de los frailes Mínimos y, finalmente, cuartel de la Guardia Civil. Esta es la metamorfosis que ha experimentado una construcción única en la historia de la arquitectura mallorquina: el Convento de los Mínimos de Campos. Un edificio concebido inicialmente para uso religioso, pero que con el paso del tiempo se fue adaptando y transformando según las necesidades de quienes lo habitaron. El paso de convento a cuartel de la Benemérita alteró la concepción original del inmueble, enmascarando su espacio real. Hoy, el Ajuntament de Campos ha iniciado la recuperación del espacio primitivo, sacando a la luz un edificio único que ha permanecido oculto durante años.

Los trabajos de recuperación de las dependencias conventuales de los Mínimos, erigidas en el año 1607 por los frailes de Sant Francesc, «han descubierto las antiguas pilastras octogonales del claustro, hasta ahora ocultas por los muros que había construido la Guardia Civil que dividían el espacio, adaptado para cuartel», explica Magdalena Rigo, delegada de Cultura del Ajuntament de Campos. La primera fase de la intervención ha supuesto la demolición de todos estas paredes falsas y el «descubrimiento del rasgo esencial de toda arquitectura: el espacio, que había sido mutilado», argumenta Guillem Roser, historiador del arte encargado del estudio histórico-artístico del conjunto.