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La llegada del tren a Manacor ha dividido físicamente la ciudad, pero también la ha dejado sin las principales arterias de comunicación intraurbana y los accesos a la localidad. Esta situación no ha hecho más que agravar la circulación caótica que sufre la localidad desde que las avenidas se han tenido que convertir, a la fuerza, en la vía que absorbe la mayoría del tráfico que soporta la ciudad.

En este complejo entramado, la futura ronda de Felanitx hasta la carretera de Palma, permanece pendiente de ejecución a la espera que Serveis Ferroviaris de Mallorca defina la solución definitiva para la conflictiva intersección entre el trazado ferroviario a su paso por Manacor y la vía de circunvalación oeste, que enlazará la carretera de Felanitx con la de Palma. A la urgencia evidente de las obras, se tiene que añadir la obligación de contratarlas antes de finalizar el año porque los 766.000 euros de presupuesto se tienen que financiar a través del remanente de tesorería del pasado ejercicio.

La futura ronda de Felanitx será el punto neurálgico de la comunicación de la ciudad, puesto que absorberá todo el tráfico procedente de los municipios del Migjorn, así como de las localidades costeras de Porto Cristo, s'Illot, Cala Millor, Cala Bona, entre otros, pero también de Palma. No es de estañar, por tanto, que el alcalde de Manacor, Antoni Pastor, haya calificado la ronda de «vital». De momento, y a la espera que la futura ronda quede abierta al tráfico, Manacor vive inmersa dentro de un auténtico caos circulatorio, con retenciones kilométricas diarias, sobre todo en las avenidas. Según el primer edil, Antoni Pastor, la empresa púbica SFM se ha comprometido a «dar una solución viable antes del mes de septiembre», y ha añadido que de momento se descarta la proyección de una rotonda con paso a nivel elevado en la confluencia de la vía del tren con la ronda, puesto que se generaría un punto negro con cuatro accesos muy transitados en la confluencia tren-ronda.