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Una vez más la Fira de Tardor cosechó el éxito que esperaban sus organizadores y, pese a las pesimistas predicciones meteorológicas que se habían avanzado para el fin de semana, el sol lució durante toda la jornada favoreciendo la afluencia de público.

La jornada festiva empezó antes de las nueve de la mañana con los preparativos de los más de doscientos expositores de todo tipo, desde la típica cerámica de barro de Marratxí hasta material reciclado, pasando por coches, productos gastronómicos, exposiciones de animales o circuitos de trenes a vapor en miniatura. Casi todo tuvo cabida en la octava edición, que fue visitada por unas cien mil personas.

El cambio de ubicación debido a las obras dejó una plaza de Sant Marçal vacía mientras que todo el bullicio se distribuyó a lo largo de la carretera y de las dos calles situadas en frente del templo. Aunque la nueva distribución agradó a los visitantes, muchos lamentaron la estrechez del paso que quedaba entre las casetas de los expositores.

En este aspecto, incluso la tradicional visita de las autoridades se vio dificultada por la corriente de gente que circulaba hacía arriba y abajo en constante trajín. A la presencia debatle, Miquel Bestard, y de la práctica totalidad de los restantes 20 miembros del Consistorio, se sumaron la del conseller d'Interior, José María Rodríguez; el director general d'Agricultura, Gaspar Oliver, y el vicepresident del Consell Insular, Miquel Nadal, entre otros altos cargos autonómicos.

Una de las principales novedades del día fue la presentación oficial de la recién creada agrupación de voluntarios de Protección Civil, integrada por unas 20 personas, encabezada por el ex regidor Antoni Calvo.