El escultor Miquel Ferrer y varios operarios trabajaban ayer en la consolidación del mausoleo.Fotos: T.O.

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Los restos mortales del pintor Francisco Bernareggi y de su esposa, Catalina Vidal, regresarán y descansarán el próximo día 30, festividad de Sant Andreu, en Santanyí. La Porta Murada será el escenario desde donde se recibirán los restos procedentes del cementerio de Gènova, acompañados de la Banda Municipal de Música, a las 9.30 horas de la mañana. Acto seguido serán conducidos al cementerio santanyiner, situado en las inmediaciones de la carretera que se dirige a Cala Figuera, a un kilómetro del pueblo.

El asesor cultural Damià Rigo informó que los gastos del traslado y del nuevo mausoleo de piedra de Santanyí diseñado por el escultor local Miquel Ferrer, que se está habilitando a pocos metros de la capilla del cementerio, van a cargo de las arcas municipales, si bien no pudo detallar el montante económico que todo ello supone. En todo caso, este acontecimiento entrará a formar parte de la historia.

El pintor Francisco Bernareggi nació en Gualeaguay, Argentina, en 1878, y falleció la medianoche del día ocho de abril de 1959 en el hospital Provincial de Palma. El día siguiente fue enterrado en el cementerio de Gènova. Según se afirma en un catálogo de Sa Nostra sobre esta reconocida figura artística, el féretro iba cubierto por la bandera argentina y fue portado por los pintores Ramon Nadal, Joan Miralles, Cosme Covas y el escritor Bernat Vidal i Tomàs. Entre el grupo de intelectuales, artistas y amigos, figuraba una numerosa representación de Santanyí, municipio donde Bernareggi residió (entre 1919 y 1936 combinó Santanyí y Palma) y donde decenas de vecinos actualmente poseen óleos y dibujos suyos.

La vida del pintor, que bebió del impresionismo y conoció a Picasso, tuvo muchos altibajos. En 1903 llegó a Mallorca y se instala en Biniaraix. Murió extremadamente pobre y mucha gente recuerda su carácter bohemio.

Una calle de Palma y una plaza de Santanyí llevan su nombre. Pronto, el interior del mausoleo cuadrangular, de líneas muy clásicas, acogerá dos cajones de teca con los restos mortales. En uno de los laterales se refleja una inscripción en la memoria de ambos.