Jaume Servera, profesor de Geomorfología Litoral en la Universitat
de les Illes Balears, ha advertido de la amenaza que supone el
proyecto (actualmente en exposición pública) de ampliación del Club
Nàutic de s'Estanyol, pasando de los 285 amarres actuales a los 638
previstos.
Servera señala que «de forma global, los efectos serían
negativos desde un punto de vista ambiental. Frente a s'Estanyol
existe una importante y extensa pradera de posidonia oceánica que
se vería afectada no sólo por el impacto directo de la construcción
de espigones, sino por los cambios que se originarían en el oleaje
y en los depósitos de sedimentos, alterando el hábitat de la
vegetación marina ahora presente. Asimismo, la alteración del
oleaje incrementaría la erosión litoral en unas zonas y la
reduciría en otras, con consecuencias que actualmente, sin entrar
en profundidad, son una incógnita. En este caso, hay que tener en
cuenta que la costa de s'Estanyol y sa Ràpita presenta una primera
línea urbanizada. En general, asistiríamos a una desestabilización
de los hábitats marinos existentes y de la dinámica litoral».
Precisamente, la posidonia oceánica de s'Estanyol está declarada
Lugar de Interés Comunitario (LIC), figura europea de protección.
Con cargo al programa europeo Life Posidonia, gestionado por la
Conselleria de Medi Ambient, en Balears se realizan estudios en los
LIC marinos (presencia de posidonia oceánica) para proteger estas
praderas, cuyos altos niveles de productividad, elevada
biodiversidad e importancia en la protección y estabilidad de la
línea de costa han hecho de ellas un objeto de especial
preservación.
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