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Los empleados de la empresa de calzado Yanko regresaron ayer a sus puestos de trabajo en un clima de relativa normalidad pese a las amenazas de cierre inminente con las que habían convivido en los últimos días. Los empleados, que habían tenido una semana de vacaciones y tenían pendiente el cobro de sus salarios, explicaban el lunes pasado que temían encontrar la fábrica cerrada al regresar de vacaciones. No solo no ha sido así sino que además cobraron la nómina pendiente del mes de noviembre el pasado viernes día 9 de diciembre.

Por lo demás, la situación laboral en Yanko continúa como hasta ahora, a la espera de saber si el juez acepta o no la propuesta de regulación de empleo y el concurso de acreedores registrado el pasado mes y que afecta a 90 trabajadores, la mayoría de ellos de Inca y Llucmajor. Pese a las amenazas y rumores de cierre inminente los trabajadores de Yanko no han recibido aún ninguna notificación de la empresa que cite el cierre definitivo de la misma. De momento, en las fábricas, la única información que han recibido se limita a una carta que explica las condiciones del plan de viabilidad que propone la compañía del empresario catalán Xavier Camps.

El plan prevé la liquidación de aquí al 2010 del 25 por ciento de los préstamos adquiridos haciendo efectivas varias medidas que los sindicatos consideran inadmisibles. Así, la empresa apuesta por concentrar la distribución en Manresa y reducir los costes de la insularidad. Yanko reconoce que quiere llevarse la producción de calzado a la India donde, dicen, «se ha conseguido igualar la calidad del proceso a España con un coste sensiblemente inferior». Los sindicatos creen que el plan es inadmisible ya que puede crear un precedente que haga que las marcas que todavía producen aquí opten por trasladar la producción a países subdesarrollados y el tejido industrial del calzado de Inca acabe tocando fondo. UGT califica como «una gran jugada del empresario catalán Xavier Camps», la situación de Yanko, según dijo el portavoz sindical, Manuel Pelarda.