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MARTA MEDRANO La empresa constructora del mercado cubierto de Inca exige al Ajuntament el pago de extras por un importe aproximado de tres millones de euros. La cifra, sin embargo, no cuadra con los números de los técnicos municipales.

Según el alcalde de Inca, Pere Rotger, que asiste semanalmente a reuniones con la constructora, «los técnicos municipales y Dragados discrepan casi en un 60% sobre el importe de estos extras». Rotger, antes de que se liquide este importe, quiere determinar las responsabilidades sobre el retraso de más de 16 meses que acumula esta obra y asegura que «no se pagará nada que no cuente con el visto bueno de los técnicos municipales».

«Que nos exijan esta cantidad no quiere decir que se pague. En la obra del Claustre de Sant Domingo se exigían más de 200 millones y finalmente sólo se pagaron diez», explicó ayer.

El alcalde asegura que la obra está acabada en un 90% y que Dragados la tendrá lista en septiembre. «Lo único que faltará serán los acabados del edificio municipal, que se están definiendo», explicó. Las discrepancias entre técnicos y políticos han hecho que en las últimas semanas se haya destituido al jefe de obra de Dragados. «Su actitud era muy poco colaboradora con la del concejal de Urbanisme, Bartomeu Seguí, y exigía saber quién pagaba elementos de la obra en cada momento», explicó Rotger.

Este último episodio en una obra que acumula meses de retraso y polémicas políticas había provocado la alarma de los comerciantes de la zona, que creían que la obra se había parado. Ayer, sin embargo, los operarios continuaban trabajando.