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En «más de 500» cifra el concejal de Medio Ambiente, Joan Ruiz (PP), las palomas que deberán retirarse de diferentes edificios públicos y privados debido a los problemas, que esta superpoblación establecida en el centro, ocasionan a los vecinos.

Ya hace meses que algunos afectados se dirigieron al Ajuntament de Sóller advirtiendo de los graves efectos sobre la salubridad y posibles consecuencias derivadas de esta población aviar que, entre otros inconvenientes, este otoño ha impedido que algunos propietarios llenaran las cisternas debido a los excrementos acumulados sobre los tejados que recogen el agua. Las defecaciones de las palomas también afectan a fuentes públicas, aceras, balcones y fachadas.

Finalmente, el Consistorio -un año después de las primeras quejas de los vecinos de la calle Real- se ha decidido a actuar y se ha puesto en contacto con Natura Parc. La primera inspección apunta a que hay más de medio millar de palomas a erradicar.

Ruiz asegura que la empresa actuará «con jaulas de captura u otros métodos autorizados» en edificios cerrados identificados como zonas de cría, entre los que citó la Fàbrica Nova, el Teatro Defensora o el matadero.

También se ha detectado que hay vecinos que alimentan a las palomas, lo que favorece el aumento de la población y ha recordado que está «prohibido».